Mié 27.11.2013
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TELEVISION › CON RICARDO FORT, LOS CANALES ENTRARON EN CADENA

El show de la muerte en la TV

El feriado lluvioso hizo una parte, el morbo se encargó del resto. El lunes, América dedicó 17 horas al personaje mediático y así se instaló en la cima del rating junto a Telefe. Ayer, Intrusos tuvo picos de 17 puntos; los demás canales acompañaron.

› Por Emanuel Respighi

La muerte de cualquier famoso siempre es tema de resonancia mediática. La que se da abruptamente, de alguien relativamente joven y que transmitía la sensación de creerse inmortal, tal la imagen pública que se encargó de construir el mismo Ricardo Fort con sus Rolex a cuestas, resulta tentadora para el funcionamiento televisivo actual, más proclive a la búsqueda de rating que al más mínimo criterio periodístico. Si se trataba de un artista o un mediático que ostentaba los peores valores, no parece ser importante: al calor de la pantalla chica, la muerte redime y debe llorarse en cámara y en continuado. La relevancia o influencia social de la vida y obra de alguien ya no parece determinar la legitimidad que un productor necesita para definir el tiempo y el tipo de cobertura sobre su deceso. En la era del show televisivo, el criterio periodístico fue aplastado por la dictadura del rating minuto a minuto. La pantalla de América es la más clara expresión de esta tendencia: el día de la muerte de Fort, el canal transmitió 17 horas en continuado, desde las 8 hasta la 1 de la mañana, abordando única y exclusivamente el deceso del empresario mediático.

La desmedida cobertura televisiva alrededor del fallecimiento de quien eligió comprar la fama para esconder sus carencias tiene una única razón: el rating. La decisión de Liliana Parodi, gerente de programación y producción de América, de tener como monotema de su programación diaria el fallecimiento de Fort, obedeció a un minuto a minuto que no paraba de subir. En efecto, la flexibilidad de una grilla en vivo –en la que el martes levantó Los unos y los otros y Lo sabe, no lo sabe– le terminó rindiendo frutos en términos de audiencia: América fue el canal más visto del día, alcanzando a Telefe en la cima, promediando 8,7 puntos de rating. Una cifra superlativa para una emisora que se ubica tercera en audiencia, y que no suele medir mucho más que 5 puntos. Con ese impulso, ayer América repitió la fórmula de la Fortmanía. Los casi 17 puntos de rating que marcaba ayer Intrusos a las 13.45, según la poco certera información que brindaba el rating en tiempo real, vaticina semanas enteras de cobertura en torno a la vida y muerte de Fort.

Si América es el caso paradigmático de la TV digitada por la realidad, sin culpa a la hora de convertir la pantalla en un velatorio mediatizado, el resto de los canales de TV abierta no se quedaron atrás, pero tampoco fueron a tanto. En El Trece, El diario de Mariana también incrementó la audiencia dedicándole las dos horas a Fort. Lo mismo Canal 9, donde Implacables, Bendita y Duro de domar también contaron con audiencias superiores a las habituales a partir del abordaje que cada uno –y a su manera– le dieron a la noticia. En un feriado gris y lluvioso, todos los programas de la TV abierta que posaron sus cámaras sobre la muerte del chocolatero ganaron televidentes. Incluso, tal cual la tendencia que viene desarrollándose en los últimos años, donde la farándula se coló tras el velo del espectáculo, hasta los noticieros le dedicaron un espacio importante al fallecimiento de Fort. Lo “importante”, desde hace un tiempo, perdió la batalla ante lo “impactante”.

“No recomiendo el minuto a minuto a los que tienen problemas de corazón”, había dicho, risueña, Parodi en la charla que hace poco más de un mes dio en la última edición de Mipcom, la feria televisiva más importante del mundo. “La TV en vivo te hace maniobrar con el minuto a minuto. Eso no es saludable porque muchos temas que a juzgar por uno resultan interesantes, lo que marca el minuto a minuto hace que lo tengas que levantar. América es la vida en vivo y representa lo que somos los argentinos como sociedad”, afirmó la programadora en Cannes, donde la Argentina fue invitada como “país de honor” por su calidad televisiva. Dada la influencia que el mensaje televisivo tiene en la sociedad actual, capaz de digitar las emociones del televidente, tal vez sea hora de que quienes deciden qué poner al aire y cómo hacerlo comprendan que dejar los contenidos en vivo librados al minuto a minuto es –más que una estrategia comercial– un suicidio cultural.

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