TELEVISION › GABRIEL CORRADO, EN UN DOBLE ROL DE ACTOR Y PRODUCTOR
Su carrera como galán le dio satisfacciones aquí y en el exterior, pero en la madurez decidió abrir una productora “para no estar esperando un llamado al lado del teléfono”. Ahora aparece en Taxxi, amores cruzados, novela de la tarde en Telefe.
› Por Emanuel Respighi
Los galanes de telenovela tienen fecha de vencimiento. El paso del tiempo es, para ellos, su principal enemigo. Uno muy cruel, por cierto. Todos los que alguna vez lo fueron saben que se trata de un papel más perecedero que la mayoría. De ahí que en algún momento de sus vidas, aquellos que alguna vez fueron etiquetados por la pantalla chica tuvieron que reinventarse a la fuerza. Gabriel Corrado siempre lo supo. Por eso, para anticiparse a esa verdad tácita e irremediable, hacia 2001 el actor decidió abrir su propia casa productora, CTV Contenidos, a la búsqueda de generar sus propios proyectos. “No quería convertirme en uno de esos actores que esperan el llamado de algún productor al lado del teléfono”, da las razones el actor en la entrevista con Página/12. El resultado de estar un paso adelantado al cachetazo del medio lo llevó a que hoy a Corrado se lo pueda ver en Taxxi, amores cruzados, la telenovela que –de lunes a viernes a las 15.30, por Telefe– lo encuentra en su doble rol de productor y... galán. A los 53 años, el paso del tiempo parece haber sido más benigno con él.
Recuperando el espacio de la telenovela de la tarde, ese que era tradicional en otros tiempos de la pantalla chica, Telefe volvió a apostar al género, entre tanto magazine chimentero. Lo hizo con una historia de amor –que, en realidad, son dos–, pero a la que se le agrega un fuerte componente de suspenso, corriéndose del melodrama puro tradicional. Coproducción entre Azteka Films, Endemol y Telefe, Taxxi... cuenta la historia de Martín Montana (Corrado), un médico que abandonó la profesión y que en la actualidad se refugia tras el volante de un taxi, escapando de un recuerdo que lo atormenta desde hace quince años: haber encontrado a su mujer ahogada en la bañera junto a una nota pidiendo perdón. Su vida cambia cuando el destino lo cruza con Tania (Rocío Igarzábal), una mujer idéntica a Agustina, su difunta esposa. Sus vidas quedan entrelazadas en este encuentro y el amor revive en Martín con la fuerza del pasado. A su vez, sin correrse de la estructura tradicional del género, la historia de Taxxi... se anima a contar el dilema de Diego, el hijo de Martín, que se enamora de la madre de su novia.
“No reniego ni nunca lo haré del género de la telenovela”, afirma Corrado a Página/12. “La crítica que suele recaer sobre el género me parece pasada de moda, dictada por aquellos que hablan desde el prejuicio, sin conocer el lugar que la telenovela tiene a la hora de poner en circulación historias que tratan temas que exceden el amor. Lógicamente, se trata de un género popular y masivo, que tiene una estructura definida. Pero que no le impidió desarrollarse a lo largo de la historia: ni son las mismas historias las que se cuentan ahora que las que se contaban hace treinta años, ni la calidad técnica es la misma. No creo que la telenovela sea un género televisivo menor a otros. En todos los lugares del mundo, hoy los grandes actores van del teatro a la tele y viceversa”, define el protagonista de Taxxi..., surgida del concurso de fomento de ficción de TV diaria de más de 13 capítulos.
La penetración mundial de la telenovela argentina llevó a que Corrado desarrollara una vasta carrera internacional, especialmente en Italia y España, donde es una personalidad muy reconocida. Incluso, fue en esos países donde dio los primeros pasos en su reinvención, trabajando como conductor, rol que en Argentina recién pudo mostrar en 2010, al frente del reality de amor conyugal El referí del matrimonio. Sin embargo, el actor prefiere referirse a su desarrollo como productor como el camino que encontró para “reilusionarse” con el trabajo televisivo.
“En 2001, cuando decidí abrir mi productora, trabajé en Endemol España en la serie Mediterráneo”, recuerda Corrado. “Fue un momento de necesidad personal –dice–, de llevar adelante ideas propias. A mí no me interesa tener una megaempresa ni un megaedificio del cual vanagloriarme. La productora fue la mejor excusa de llevar adelante proyectos personales. Tiene que ver con la necesidad de querer hacer. No me gusta quedarme en la comodidad. No es que soñaba con ser productor. Necesitaba recuperar la ilusión por el trabajo. Más que reinventarme, creo que fui en busca de reilusionarme.”
Galán aquí y allá, detrás de sus ojos claros y pelo rubio, el actor dice que la clave para no dejarse fagocitar por una industria tan voraz como la televisiva es manteniendo los pies sobre la tierra. Algo que pertenece al área del sentido común, pero que lamentablemente no siempre se puede ejercer. “Hay que luchar todo el tiempo contra el monstruo que la TV crea en uno, ese monstruo intolerante que te hace creer que te las sabés todas. Este medio hace que, a veces, uno se sienta un superhéroe. Lo jodido es creérsela. Lo importante es no creer que sos esa fantasía que se construye”, subraya.
–¿Nunca le pasó?
–La verdad es que no. Siempre lo hice con mucho sacrificio y dando pasos escalonadamente. Ese fue el recorrido que quise cumplir. Uno nunca debe dejarse llevar por la marea de la popularidad, que es tentadora pero enceguecedora. Siempre hay que tomar decisiones. Tuve la suerte de haber tenido una buena educación familiar, y de haber crecido en una época en la que no había tanta exposición mediática. A mí me costó mucho llegar a la tele. El esfuerzo para alcanzar cualquier meta es un valor mayor aún en el ámbito televisivo.
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