TELEVISION › EL CLIMA MUNDIALISTA SE CUELA EN ENDEAVOUR
El ex jugador de Boca y de la Selección aparece en la flamante segunda temporada de la refinada miniserie británica, que funciona como precuela del hit Inspector Morse.
› Por Javier Aguirre
Se juega el Mundial y en Inglaterra cada conversación tiene fútbol.
–Echaron a Rattín.
–¿Quién es?
–El capitán argentino.
–Uh... Pobre Rattín.
–Hablar de fútbol contigo es como jugar a las cartas con un perro.
Pero el Mundial en cuestión no es Brasil 2014, sino Inglaterra ’66, y el diálogo pertenece a la flamante segunda temporada de Endeavour, la refinada y sombría miniserie británica que funciona como precuela del hit Inspector Morse, y que cuenta los días de Endeavour Morse como detective novato en la policía de Oxford. Días en los que pagaba el derecho de piso y, no obstante sus embrionarios y agudos métodos deductivos, recibía el maltrato de sus superiores. Que aunque no sería tan temible como el maltrato de una fuerza policial equivalente sudamericana, era sistemático. Y a veces, casi... merecido, como cuando Morse revela su desinterés, en vivo y en directo, ante el match entre Inglaterra y la Selección Argentina por la Copa del Mundo de 1966. ¡Con el football no, Morse!
La anécdota trasciende el guiño futbolero del guión y también a Ubaldo Rattín (quien en los ’60, expulsado del Mundial y todo, era sólo un jugador, acaso un poco sanguinario, todavía sin la oscuridad política que adquiriría en los ’90 al unirse a las filas, sí sanguinarias, de Luis Patti). Ese diálogo revela el rigor con el que Endeavour recrea el clima de época y logra ser un policial notable.
“La segunda temporada transcurre en 1966, y como el Mundial que se disputó ese año en Gran Bretaña impactó fuertemente en la conciencia cultural colectiva británica, necesitábamos mostrar que el fútbol debía ser un factor insoslayable, así es que todos están escuchando partidos por radio, curioseando en los televisores blanco y negro, y también por eso aparece la conversación sobre la expulsión de Rattín en medio de una investigación policial”, dice a Página/12 Damien Timmer, productor ejecutivo de la serie. Y adelanta: “Ese tipo de detalles son una decisión, así como en el último episodio de esta temporada, que se sitúa en diciembre de 1966, hay alusiones a las tensiones entre el gobierno británico de Harold Wilson y –la ex colonia de– Rodhesia.”
La rigurosidad histórica es parte del encanto de una serie cuyos eventuales sospechosos hasta pueden ser parroquianos de los shows de los Rolling Stones en el Marquee londinense. Endeavour (la primera temporada se vio por Film & Arts, la segunda, por ahora, sólo a través de Netflix) no sólo es rigurosa a la hora de adaptar –y retrotraer– las facetas del Inspector Morse maduro (que entre 1987 y 2000 encarnara el actor John Thaw) al estadio juvenil-seminal del joven Morse (a cargo de Shaun Evans), sino también para que el salto de medio siglo hacia atrás no resulte brusco ni genere lejanía. “Las precuelas requieren un equilibrio entre muchas cosas, hay una gran cantidad de variables que contribuyen al éxito o al fracaso”, sostiene Timmer. “En el caso de Endeavour, se buscó que el programa les hablara tanto a los fans históricos de Morse como a los que recién llegan al universo ficcional de Colin Dexter”, histórico creador del personaje. “Trabajar sobre un escenario de los ‘60 significó honrar la herencia del pasado, pero al mismo tiempo nos permitió contar con un nuevo territorio para explorar”, añade el productor de la miniserie que ya cuenta con ocho episodios de una hora y media de duración, según la usanza inglesa televisiva actual, que resultan verdaderas “películas”, repartidas en dos temporadas.
A doce años de la muerte del actor Thaw (que cruzó la ficción y prácticamente conllevó la muerte del personaje), la obra de Colin Dexter –quien a sus 84 años sigue de cerca la miniserie y hasta cuela cameos en todos los episodios– ya es un clásico del policial británico: antes de Endeavour, el solitario inspector ya había dado pie a otro spin-off, Lewis. Timmer sostiene que “Morse es un ícono cultural de la televisión inglesa, sus casos siempre han combinado el ritmo de thriller cerebral, que exige al espectador permanecer sentado y prestando atención, con narraciones emocional y fílmicamente épicas; un parámetro alto, que tratamos de emular en Endeavour”.
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