TELEVISION › MEX URTIZBEREA Y UN PRESENTE EMBARCADO EN MúLTIPLES PROYECTOS
Mientras participa en Pura química y graba episodios de Viudas e hijas del rock’n roll, el actor y músico debuta esta noche en Las trece esposas de Wilson Fernández, ficción de Canal 7 que transita a la vez el policial, la comedia y el pincelazo nostálgico.
› Por Emanuel Respighi
Como el tiempo, Mex Urtizberea no para. Suerte de Peter Pan argentino, es una máquina de generar proyectos. Inquieto por naturaleza, detrás de su aspecto de eterno adolescente, el músico y actor está por estos días abocado a cinco proyectos diferentes, que obligaron a que la entrevista con Página/12 se realizara bien entrada la noche, entre bocado y bocado de su ansiada cena. Por un lado, diariamente se divierte al aire de ESPN con Pura química, el ciclo al que su staff le hizo honor al nombre. Durante todo el día, las grabaciones de Viudas e hijas del rock’n roll, la nueva ficción de Underground para Telefe, le consumen buena parte de su energía juvenil. Además, cuando tiene algún hueco, se junta con Rafa Arcaute para empezar la grabación de su próximo disco, mientras con Pedro Saborido intercambian ideas para el guión de una obra de teatro a estrenarse el año próximo. Como si fuera poco, Urtizberea estrena hoy Las trece esposas de Wilson Fernández, la serie que todos los miércoles, a las 23, emitirá Canal 7.
“Tengo la suerte de que hice de los trabajos espacios creativos de diversión, lo que me permite hacer varias cosas y, pese a estar cansado, disfrutarlos mucho. No es que trabajo de cajero en cuatro turnos diarios”, subraya Mex, consciente del privilegio que tiene de hacer lo que le gusta, sin perder nunca un estilo personal, su inconfundible impronta. “En los últimos años estoy trabajando de intérprete, lo que favorece la posibilidad de crear. Diferente era la época de Magazine For Fai, donde tenía que ocuparme de todos los detalles. Ese tipo de trabajos te quema mucho. Trabajar en ficciones y programas en vivo hace que la mayor parte del tiempo me divierta y que la quemazón sea más llevadera”, admite.
Ganadora de uno de los concursos de fomento a la producción nacional para la Televisión Digital Abierta, organizados por el Ministerio de Planificación Federal y el Consejo Interuniversitario Nacional, Las trece... es una comedia negra producida por GP Media, ideada y dirigida por Gastón Portal (creador de Los sónicos y Babylon). La trama escrita por Javier Castro Albano y Portal cuenta la historia de Wilson Fernández, un pianista mediocre que es contratado para animar la Navidad en Brillanté, un pequeño club de fútbol de barrio. Lo que parecería ser un trabajo menor se convierte en una historia de enredos, descubrimientos y ocultamientos en los que el tráfico de drogas de un cartel mexicano hará emerger una personalidad desconocida en Wilson. La sorpresa que causa en la banda de delincuentes que Wilson se haya casado trece veces lo hará no sólo salvar su vida, sino también ganarse la confianza del jefe narco y, así, poder salirse con la suya.
“El programa cuenta un policial negro, hecho en comedia, media absurda, un tanto onírica”, adelanta Urtizberea, sin poder detener su risa. “La historia comienza –detalla el actor– cuando mi personaje es contratado para tocar el piano en un club de barrio supuestamente tranquilo. El problema es que detrás de esa fiesta se esconde un negocio ilegal, en el que un cartel mexicano viene a armar una suerte de anexo argentino. La idea era traficar cocaína adentro de pelotas de fútbol. La negociación no sale todo lo bien que se esperaba y se arma un quilombo bárbaro, de la que mi personaje sólo la puede contar por la locura que les provoca a los capos haberse casado trece veces. Como en Las mil y una noches, yo los fascino con mi peculiar historia personal para que no me maten.”
–Su personaje se casó trece veces. La primera vez fue en 1983 y la última hace algunos años. ¿La ficción se valdrá de la historia personal de Wilson para contar la historia argentina desde la recuperación democrática?
–Las tres décadas de democracia van a estar representadas en la ficción. Las trece esposas que mi personaje cuenta en la trama, con flashbacks y ambientación de cada época, fueron durante este período democrático, desde el ’83 para acá. Obviamente, lo que habrá son pincelazos de época presentes en la trama, insertados en la historia principal. A lo largo de la trama, aparecerán muchos personajes y programas icónicos que identifica a cada uno de sus amores. En cierta forma, el recuerdo de cada una de esas mujeres permite representar un signo de época de la sociedad argentina. Más allá de la trama policial y la comedia negra, Las trece... cuenta fundamentalmente una historia de amor pura, que se irá develando paulatinamente.
–En los últimos años, las ficciones argentinas mostraron un marcado interés por el paso del tiempo, convirtiéndolo en protagonista en ciclos como Graduados o El tiempo no para. Ahora, tanto en Las trece... como en Viudas e hijos del rock ‘n roll, la ficción que protagonizará en breve en Telefe, la variación en los tiempos de relato se repite. ¿Por qué cree que los diferentes planos de tiempo se volvió una tendencia?
–El argentino es muy nostálgico. Hay una mirada indulgente, incluso edulcorada, sobre el pasado que cargamos todos. El paso del tiempo permite a la gente volar a otro presente que ya no es el actual, regresar a situaciones o momentos sin las pérdidas que nos duelen hoy. A mucha gente, lo vivido lo conmueve. A la gente le interesa poder viajar a épocas que no volverán. En Viudas... va a estar muy presente la década del ’90, va a haber una mirada hacia aquellos años, como lo estuvieron los ’80 en Graduados. En Viudas..., sin embargo, no se va a volver tan constantemente al pasado. En realidad, va a estar presente la iconografía noventista argentina porque cuenta la historia de un grupo de amigos que se conocieron en el menemismo. En Las trece..., la historia del país se va a cruzar en cuentagotas porque cada mujer con la que me casé es un signo de un momento histórico: a comienzos de la democracia mi personaje se enamoró de una comunista, y en los ’90 de una menemista pura.
–¿Cuánto influyen en la recepción de un programa los lazos afectivos que en un set de TV se construyen entre sus compañeros?
–La relación con tus compañeros fuera del aire es fundamental. Tanto para el producto que la gente ve como para que uno vaya a trabajar con ganas. Es más: por lo general, si algo pasa entre algunos compañeros, soy de los que se preocupan para que se arregle. La complicidad de la gente, como pasa en Pura química, es primordial. Yo le doy mucha importancia a la onda. De hecho, suelo hacer asados en casa para generar lazos humanos. Hoy viene todo el elenco de Las trece... a casa a ver el estreno. Lo hago siempre. En Graduados, si bien Nancy (Dupláa) era la capitana, y unía y juntaba, también he hecho fiestas en casa. La TV se podría hacer de una manera muy fría, con un esquema gélido de producción como el estadounidense, pero a mí no me divierte. No sé trabajar de otra manera que no sea con complicidad.
–Lo que no significa tener una “alegría constante”...
–Trato de ver las cosas desde el humor. Soy músico, fundamentalmente. Después me fui afianzando en tele, donde suelo hacer personajes graciosos. Pero me interesa escribir, pensar la realidad, hablar en serio cuando la situación lo amerita. La vida no es una ironía y un chiste detrás de otro. Uno cuando se pone grande se pone más serio. Yo soy apenas bachiller. Nunca estudié nada. Pero siempre fui un tipo inquieto, que piensa que todo es posible. Soy muy poco prejuicioso y eso me ayuda a hacer de todo. Por suerte.
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