TELEVISION › LA NOMINACIóN AL EMMY Y LA NUEVA TEMPORADA DE EL INFORME KLIKSBERG
Para el doctor en Ciencias Económicas, sociólogo y contador, la selección para el Oscar de la TV “lanzó el mensaje de que efectivamente la ética importa”. La repercusión de las dos primeras temporadas hizo que el programa se vea ya en varios países.
› Por Emanuel Respighi
En un mundo en el que los valores morales y éticos parecen tener cada vez menos lugar, en el que la televisión del impacto se extiende a toda hora y en el que la economía parece ser noticia únicamente cuando los males acechan a una sociedad, hay espacios que sorprenden por proponerse remar contra la corriente, por abrir una alternativa allí donde la oscuridad parece haberlo cubierto todo. Una de esas excepciones es El informe Kliksberg, el ciclo televisivo sobre economía social que Bernardo Kliksberg conduce desde hace dos temporadas en Canal Encuentro. El programa, que comenzó esta semana a grabar su tercera temporada, se convirtió en una propuesta que no sólo atrae al público argentino interesado en comprender las causas de las injusticias de la sociedad actual, sino también al mainstream televisivo mundial, al punto de haber estado nominado en la última edición del premio Emmy Internacional, esa suerte de “Oscar televisivo” en el que productores de todo el mundo destacan a lo mejor de la pantalla chica de cualquier lugar del globo.
Padre de la gerencia social, Kliksberg asume en cada envío el rol de un economista de esos que no abundan en la pantalla chica. Alejado del enfermizo recuento diario de cotizaciones de monedas extranjeras, de los fríos porcentajes sobre actividades económicas y de los indicadores que para el gran público no constituyen más que un número, el doctor en Ciencias Económicas se propone a partir de la contundencia de algunos datos explicar y ayudar a comprender por qué el sistema económico actual es tan injusto como –en apariencia– posible de modificarse. La economía con rostro humano, sin tecnicismos ni enredándose en complejas teorías, parece ser la virtud que llevó a que El informe Kliksberg llamase la atención en la cita televisiva más importante del mundo.
“Es muy estimulante la nominación al Emmy para un programa argentino que realiza denuncias directas con cifras y datos sobre la injusticia y muestra que otra economía es posible, una con valores éticos”, explica el también sociólogo y contador público a Página/12. “Los mas de cien integrantes del jurado de distintos países del mundo que nominaron al programa lanzaron, silenciosamente, el mensaje de que efectivamente la ética importa. El ciclo quiere acercarles a las nuevas generaciones valores éticos concretos, a través de ejemplos reales, mostrarles héroes de verdad, que puedan tomar como referencia, y ponerles a foco experiencias exitosas tanto en la política pública como en la sociedad civil, de construir un mundo mejor”, subraya quien en la Organización de Naciones Unidas (ONU) fundó el Programa de Formación en Gerencia Social, el primero en un organismo internacional.
Producido por Mulata Films, El informe Kliksberg no hace otra cosa que poner en lenguaje audiovisual la particular mirada de su conductor, a través de un formato documental aséptico pero no por ello menos entretenido. La serie se inició con una primera temporada titulada El informe Kliksberg. Escándalos éticos, la cual estuvo centrada en denunciar los grandes problemas de exclusión y discriminación, con cifras, imágenes, y –fiel a su estilo– desarrollando posibles salidas a esos problemas. A lo largo de ese primer año, estrenado en 2012 y basado en el suplemento ¿Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad? de Página/12, se abordaron 25 problemas, desde la discriminación de género hasta el accionar de los fondos buitre. La repercusión fue tal que no sólo Encuentro pidió hacer una temporada más, sino que además el canal recibió el derecho de países como Uruguay, Perú, Bolivia, Costa Rica y Paraguay para retransmitirlo.
Esa primera temporada, que también retransmitió Canal 7, derivó en El informe Kliksberg. El otro me importa. Manteniendo la idea de que la ética y la responsabilidad social empresaria son los dos bastiones necesarios para erradicar la pobreza y la desigualdad, el ciclo puso en pantalla historias de esperanza, y plenas de valores, desde las causas del éxito económico-social de los países nórdicos hasta los impactos de las reformas sociales profundas en Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador y otros países. Figuras como las de Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Malala, Rosa Parks y Mordejai Anilevich, entre otras, fueron abordadas por el ciclo como representantes palpables de ese “otro mundo” que el programa intenta pensar junto a los televidentes y a los cientos de miles de alumnos que tienen acceso al programa a través de las más de 3,5 millones de computadoras entregadas gratuitamente por el Plan Conectar Igualdad.
Sin pecar de ingenuo, pero con la sabiduría de quien entiende de la potencia de los medios de comunicación para transformar la realidad, Kliksberg considera vital que el público pueda comprender los procesos socioeconómicos. “Se necesita –reflexiona– una acción colectiva muy amplia en muchos planos para cambiar esa lógica voraz del capitalismo. Pero, sin duda, el plano de la comprensión de la realidad, y de los valores en juego, es parte fundamental de la lucha por la equidad y la inclusión en el mundo y la TV es un espacio de gran influencia. He escrito 63 libros y han tenido amplia difusión internacional, pero cómo no contar que porteros, personal de seguridad o personas en moto me paran en la calle y me dicen con frecuencia, ‘Adelante Bernardo, muchas gracias, siga, necesitamos su mensaje’.”
En la pantalla chica se habla cada vez más de cuestiones económicas. En un mundo en crisis y en el que los poderes económicos condicionan las decisiones políticas, los temas económicos pasaron a ser desarrollados por los medios de comunicación. Sin embargo, las noticias emitidas suelen hacer más hincapié en los números de algunas variables (cotización del dólar, Bolsa, etc.) o en los dichos de un dirigente político sobre alguna cuestión económica que en poner en contexto las problemáticas o en proponer soluciones reales a los problemas estructurales. En esa ensordecedora marea mediática de números y estímulos económicos es donde El informe Kliksberg se destaca poniendo pausa, reflexión y sentido a lo que ocurre en la realidad.
“Los números, sin contextualización, y sin mostrar soluciones, suelen no ser comprensibles y desestimulan a la audiencia”, el economista. “En general, la economía tiene que salir de una mirada reduccionista y tratar de abrirse a una comprensión que integre lo social, lo político, lo ambiental, lo cultural y otras dimensiones, porque ésa es la realidad. La unilaterización impide a los ciudadanos “atar cabos”, por ejemplo comprender que no es que hay pobreza, y hay desigualdad, sino que la desigualdad es la gran generadora de pobreza y exclusión”, subraya Kliksberg.
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