Lunes, 5 de enero de 2015 | Hoy
TELEVISION › EL TRECE Y TELEFE EMITIRáN DESDE HOY DOS LATAS EN EL PRIME TIME
Desde esta noche, los dos canales líderes no competirán en el horario de las 23 con programas de producción propia. Lo harán con la telenovela turca Las mil y una noches y la brasileña Rastros de mentiras. Falta de creatividad y de recursos económicos.
Por Emanuel Respighi
“Si no puedes contra ellos, úneteles.” La frase popular, de una practicidad que impresiona, bien le sienta por estas horas a la TV abierta argentina. Más precisamente a los dos canales líderes, que desde esta noche sentarán un precedente que puede marcar un antes y un después en la pantalla chica local. La apuesta al mismo tiempo, en la franja horaria de mayor encendido de la TV argentina, de programar desde hoy dos latas extranjeras pareciera ser el aval de Telefe y El Trece a la crisis (casi) terminal que vive la industria televisiva local. Desde esta noche, a las 23, ni El Trece ni Telefe competirán con programas de producción propia, sino que lo harán con la telenovela turca Las mil y una noches y la brasileña Rastros de mentiras. Una decisión inédita para la historia del prime time, que desnuda la falta de creatividad y de recursos económicos que inunda al medio masivo por excelencia.
El arribo de dos megaproducciones internacionales a la franja horaria de las emisoras de mayor audiencia y presupuesto del país no es antojadizo. El fenómeno de audiencia que giró alrededor de Avenida Brasil el año pasado en la pantalla de Telefe, posicionándose como el programa más visto de 2014, fue el éxito probado que ahora envalentona a quienes dirigen artísticamente ambos canales para apostar a productos surgidos muy lejos de casa. Esa obsesión casi infantil de los programadores de repetir inmediatamente una fórmula que fue exitosa con el estreno de un programa similar explica este doble estreno en paralelo. Los más de 20 puntos de audiencia que llegó a medir cada capítulo de Avenida Brasil, la telenovela de Rede Globo que se emitió primero a las 17 y luego a las 22 para competir y ganarle a ShowMatch en la competencia directa, fueron el aval suficiente para que Tomás Yankelevich intente emular aquel fenómeno con Rastros de mentiras, del mismo país de origen y casa productora.
En la misma sintonía, Adrián Suar decidió este verano no estrenar ningún magazine ni periodístico; mucho menos una ficción de Pol-ka, la empresa que el año pasado cumplió veinte años produciendo ficción y abasteciendo exclusivamente a El Trece en la pantalla local. Sin asumir riesgos, decidió apostar a Las mil y una noches, la telenovela turca que es un éxito en todo el globo, ocupando con esta lata un lugar que históricamente estaba destinado a una ficción de producción propia. Muy lejos en el tiempo quedó esa suerte de declaración de guerra que el director artístico de la productora y el canal les propinó a las ficciones extranjeras en la última entrega de los premios Martín Fierro, cuando defendió el trabajo y la calidad de la industria argentina. “El Trece me dio la gran oportunidad de transformarme en productor de TV. La ficción argentina, las que hacen Telefe u otras productoras independientes son fantásticas. Las quiero homenajear con este premio. El otro día debatía con un amigo sobre las ficciones brasileñas, a partir de un artículo que señalaba que las ficciones argentinas debíamos aprender de las brasileñas. Por supuesto que tenemos que aprender, pero quiero decir que en la Argentina se hace una ficción extraordinaria”, había subrayado tan sólo siete meses atrás. Nada es para siempre.
Las mil y una noches (El Trece) es una serie turca producida por TMC Film que fue transmitida originalmente hace tiempo (entre 2006 y 2009) en su país de origen. La trama de esta ficción se centra en la vida de Sherezade, una joven arquitecta viuda que es madre de Kaan, un niño de cinco años que sufre de leucemia y necesita el dinero para una costosa cirugía: un trasplante de médula que cuesta 100 millones de liras turcas. Desesperada, sin lograr ese dinero de parte de su suegro multimillonario, Sherezade pide ayuda a su jefe, Onur, quien accede a prestarle los millones que necesita, a cambio de pasar una noche juntos. Sin salida, Sherezade acepta el trato con Onur, quien le da el dinero a la mañana siguiente de estar juntos. A partir de ese momento, ya nada será como antes entre los protagonistas.
Las mil y una noches fue vendida y vista en una docena de países, donde en la mayoría de los casos se transformó en un fenómeno de audiencia. En América latina, fue Chile el primer país que la emitió, en marzo del año pasado, donde rápidamente llevó al canal Mega a imponerse en su horario a todos los competidores, donde cada noche le gana a Rastros de mentiras, de Canal 13. Ese éxito llevó a que distintos países de la región compraran la serie turca: Colombia, Ecuador, México, Puerto Rico, Uruguay, Brasil y Argentina.
Rastros de mentiras (Telefe) es una telenovela brasileña producida y transmitida por la cadena de televisión Rede Globo. En su horario tradicional de las 21, fue emitida entre el 20 de mayo de 2013 y el 31 de enero de 2014, con un total de 221 capítulos. La versión internacional, de 160 episodios, también tuvo su recorrida por buena parte del globo: Portugal, Ecuador, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, México y ahora desembarcará en Argentina. La telenovela, que cuenta con todas las características de megaproducción a las que acostumbra TV Globo, tiene el plus de haber pasado a la historia por ser la primera telenovela brasileña en mostrar una escena de beso entre dos hombres, lo que generó una fuerte polémica dentro de la siempre tradicionalista industria brasileña del género.
Desdoblada en dos tiempos de relato, el comienzo de Rastros de mentiras sitúa la trama en 2001. La historia gira en torno de los conflictos que ocurren en una familia rica por el control de un hospital, el renombrado San Magno. La institución de salud pertenece a la familia Khoury, que sigue bajo el mando del médico general Cesar Khoury, aunque la medicina es un área frecuente en la familia: la mujer de Cesar, Pilar, una dermatóloga retirada, y Paloma, la hija menor de la pareja, que acaba de egeresar en la escuela de medicina, incluso después de intentos fallidos en otras áreas. Sólo Félix, el hijo mayor, no muestra vocación para seguir la misma carrera, pero le sobra ambición: como no consiguió ser médico, el muchacho se graduó en administración, para poder trabajar en la junta directiva del hospital y adueñarse como sea de la empresa familiar. Un combo de amor, poder y familia de múltiples líneas argumentales.
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