Hay un país que no se mira. O, en realidad, un país televisivo que se sintoniza, pero que no es tenido en cuenta por algunos. Un sector del mapa audiovisual que permanece a oscuras de los intereses del establishment de la pantalla chica. Se trata de las nuevas emisoras surgidas en los últimos años y cuya audiencia no cuenta con el análisis de Ibope, la empresa de origen brasileño homologada por la industria televisiva privada y los principales anunciantes del país. Son los canales que forman parte de la Televisión Digital Abierta, el sistema de TV que elige ver el 7 por ciento de los argentinos, según los datos surgidos de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2014. Ese mundo televisivo, que se mira pero parecería que no, sólo es auditado por el Sistema Federal de Medición de Audiencias (Sifema), el órgano interuniversitario lanzado el año pasado y cuyo plan es medir las audiencias a lo largo y ancho de toda la Argentina. Un sistema que no sólo ilumina señales desplazadas sino que, además, desprende datos sorprendentes cuando se repasan sus planillas.

El mapa televisivo argentino se ha modificado en los últimos años. Ante la transferencia de medios y los posicionamientos que tomó cada pantalla, resulta absurdo negar la cantidad de nuevas señales que se sumaron al ecosistema televisivo. El principal promotor de esa transformación fue –es– el mismo Estado, que desde 2003 dejó de ser un actor secundario –incluso testimonial– para erigirse en una presencia mucho más protagónica, a partir de una política comunicacional que no se limitó a la regulación a través de nuevas leyes sino que promovió un robusto sistema de medios públicos. Al impulso a la gratuita Televisión Digital Abierta (TDA), le sumó una serie de señales estatales que posiciona al Estado como un jugador relevante. Si bien se trata de un proceso incipiente, al que habrá que ver su grado de continuidad en función de la actitud que tomarán los futuros gobiernos, no es vano analizar la audiencia de estas incipientes emisoras.

Más allá de este proceso, tan notorio como reciente, es tiempo de empezar a analizar las flamantes señales en términos de audiencia. El Sifema, a través de Pascal, el programa desarrollado por la Unsam, tiene la virtud –a diferencia de Ibope– de medir tanto el sistema de TV abierta y cable como el de la TDA, de manera conjunta. Si bien a priori no hay demasiadas diferencias en el listado general de señales, saltan a la vista algunas curiosidades sobre el consumo televisivo de los argentinos. La primera es que para el Sifema, tomando en cuenta el mes de marzo, de 12 a 24, los dos canales líderes siguen siendo Telefe (9,3 puntos de promedio) y El Trece (7,4). La novedad aparece después: Canal 9 se ubica en el tercer lugar (4,4), mientras que Canal 7 salta a la cuarta posición, superando la pantalla de América (3,6 contra 3,5, respectivamente).

La señal del sistema de medios públicos mejor posicionada durante el mes de marzo –siempre considerando el consumo televisivo de 12 a 24– fue Pakapaka, que se ubica en el puesto número 21 del ranking general de canales de la TV por cable y de la TDA. Con un promedio de 0,32 de rating, la señal infantil dependiente del Ministerio de Educación de la Nación se posicionó en la quinta ubicación entre las infantiles, detrás de Cartoon Network (1,1 punto), Disney Jr (1,05), Disney XD (0,71) y Discovery Kids (0,43). Según los datos de Pascal, Pakapaka supera a Boomerang (0,31) y Nickelodeon (0,2), señales infantiles con mucha más trayectoria y distribución, y pertenecientes a dos corporaciones gigantescas de la industria audiovisual mundial como Turner Broadcasting y Viacom Media Networks. Tateti, la otra señal infantil estatal, cierra el listado de canales del género con una audiencia de 0,19.

Considerada como una de las más interesantes señales surgidas en los últimos años, Canal Encuentro es otra de las pantallas de la órbita estatal más vista. Ubicado en el puesto 25 del ranking total, el canal cultural-educativo argentino tiene más audiencias que muchas señales internacionales: con un promedio de 0,28 punto, Encuentro supera a The History Channel y Discovery Channel (ambas con 0,27), Nat Geo (0,25) y Animal Planet (0,15), pantallas que –aunque distintas– se le asemejan. Entre las señales de cine, IncaaTV ocupa el puesto 35, con 0,14 punto de audiencia promedio. Si bien el canal de cine argentino es superado por Space, TNT, Cinecanal y TCM, es importante subrayar que se trata de una pantalla que hasta hace unos meses no estaba presente en la grilla básica de los principales cableoperadores. De cualquier manera, IncaaTV tiene más audiencia que señales históricas y con mucha más promoción, como Sony e I.Sat (ambas con 0,13 punto de promedio).

Tantas como en ningún otro país del mundo, las señales de noticias disputan en la Argentina mucho más que la agenda, al punto de que los dos canales más vistos de la TV paga son informativas. En términos de rating, C5N fue la señal más vista, con 1,63 punto, seguida de muy cerca por TN, con 1,59. Más atrás se ubicó A24 (0,83), Canal 26 (0,67), CrónicaTV (0,64), CN23 (0,42) y 360TV y Telesur comparten audiencia con una audiencia promedio de 0,07. Al analizar la audiencia de las señales informativas, es notable subrayar que los argentinos prefieren informarse a través de canales nacionales o regionales, al punto tal que la cadena internacional CNN en español tiene una audiencia promedio de 0,02, muy por debajo de las que ostentan las señales locales.

Entre las señales deportivas, TyC Sports es la más vista (0,88), seguida por Fox Sports (0,66), Espn+ (0,37), ESPN (0,27) y cierra el listado con 0,14 de rating promedio DeporTV, la señal estatal surgida en la TDA y que aún no tiene cobertura en todos los sistemas básicos de cable. Por su parte, el canal del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, TecTV, alcanza una audiencia de 0,02, compartiendo su posición con el Canal de la Ciudad (dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires) y la CNN en español. Una planilla de audiencia que pone blanco sobre negro los consumos televisivos de los argentinos, independientemente de cuáles sean los intereses económicos de los grandes anunciantes y de las señales privadas televisivas.