Lun 04.09.2006
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TELEVISION › ANIMACION SIGLO XXI

La familia dibuja su vida cotidiana

Pollo robot, Harvey Birdman abogado, American dad, Padre de familia, entre otros, pueblan de ironía el paisaje de dibujos animados para adultos y alientan el surgimiento del pionero local: Los Veggies.

› Por Julián Gorodischer

¿Adultos reblandecidos o dibujos que rompen el molde? “Crecimos mirando dibujitos a las cinco –dice Camila Toker, actriz de Ana y los otros y ahora creadora de Los Veggies, junto con Tamae Garateguy y Moncho López–. Y con la aparición de Los Simpson encontramos el intermezzo para acompañar el paso de la infancia a la primera adultez.” Pionero de los dibujos locales para adultos (junto con “Mercano, el marciano”, de Juan Antín y Ayar B.), Los Veggies –actualmente en etapa de producción–cuenta la historia de dos familias enfrentadas por el hábito alimenticio, en un paisaje favorable: los canales Fox y Cartoon Network incluyen segmentos para adultos que delatan el cambio de costumbres: antihéroes y energúmenos como American dad, Padre de familia (del segmento No molestar de Fox), Harvey Birdman abogado (del bloque Adult Swim, de Cartoon Network) y los delirios del aclamado Pollo Robot se reparten la fidelidad de los fans con historias impregnadas de crítica social, chiste político y retrato ácido de familia, impensables todos años atrás para el formato de dibujos.

En horario central nocturno y presentes en los principales canales para niños, los dibujos adultizados comparten algunos rasgos: “Tienen un costado más editorial –define Hernán Lagreca, director creativo de Cartoon–. Los cuadros por segundo son menores; se pueden apoyar más en el guión; los personajes llegan más lejos, con más capas. No sé cuántos dibujos aceptarían los intertextos de Harvey Birdman abogado (los sábados por la noche, en irrupciones de quince minutos)”. Harvey, de dudosa formación autodidacta, atiende casos de Shaggy y Scooby Doo, o de Benton Quest y Boo Boo, con guiños al rock, el sexo y las drogas. “Birdman –sigue Lagreca– se pone una loción para broncearse (inspirado en el héroe ochentoso adicto al sol) y se empieza a excitar como si se estuviera estimulando con otro tipo de sustancia. Es un dibujo que coquetea con las drogas. En otro capítulo, Scooby se ríe como si estuviera fumado, con los ojos a media asta.”

La alusión a la política nunca abandona a estos dibujos, que –en el caso de Harvey Birdman– parodian una Justicia de abogado con antifaz y juez lunático. Claro que American dad, a través del retrato del patriarca empleado de la CIA, encarna todos los excesos e incorrecciones del americano medio de la era Bush Jr. “A mí me gusta mucho el cinismo de American Dad –opina Tamae Garateguy, coautora de Los Veggies– y su capacidad de reírse de los defectos de la sociedad norteamericana, de la superinteligencia y de los superagentes... Ni American... ni Padre de familia –ambos de Fox– no hablan de estereotipos idealizados, sino de perfiles emparentados con la realidad.” ¿Por qué la animación para adultos elige como unidad a la familia? “Es la mínima porción a la que se puede reducir una sociedad.”

La virulencia del ataque a la CIA y el FBI se conjuga en “American...” con el ensañamiento personal contra Dick Cheney, político de escasa popularidad en los Estados Unidos. Nadie queda en pie cuando la supuesta hija rebelde, que parecía una Lisa Simpson en extremo, se acuesta con el jefe de papá, vendida a los placeres de la sumisión. El hogar familiar de Los Simpson es de ternura infinita en contraste con la casa de los Smith, donde la educación sentimental del suegro al yerno consiste en una sesión de picana y submarino.... “Funciona perfectamente por el contexto mundial bélico –razona Fernando Semenzato, vicepresidente de contenidos de Fox–. Es una crítica muy fuerte de Estados Unidos a Estados Unidos, con un humor absurdo e idiota. Los Simpson es el precursor, y en estos años Homero se fue atontando y haciéndose divino. El tono de American dad es más republicano, y tal vez el error haya sido estrenarlo junto a Los Simpson. Pero ahora lo sacaron de cancelamiento, y es uno de los shows más vistos.”

Entre tanta oferta, el título de culto es Pollo Robot (también de Fox), pensado por sus creativos Seth Green y Matt Senreich como la irrupción delnon sense en el reino de la animación con muñequitos, jugando con todos los íconos de la cultura pop estadounidense –en particular su escoria– a un punto que Los Simpson jamás hubiera imaginado, y haciendo de la cita a celebridades el principal motor de una trama a la deriva. Michael Jackson, Superman y las hijas de Bush conviven en situaciones desquiciadas que aparentan ser el fruto de la improvisación continua pero, en verdad, demandan un trabajo de meses por capítulo de quince minutos. Un hit reciente: Michael Jackson es humillado por su clon extraterrestre, que baila mejor. “Actualmente –advirtió Matt Senreich– estamos construyendo los juguetes y armando los sets para otros diez capítulos. Y hacemos todo eso al tiempo que escribimos y dibujamos, lo cual hará que nuestro pelo se ponga gris en muy poco tiempo.” “En vez de responder a los 30 minutos clásicos del dibujo animado –argumenta Hernán Lagreca–, duran 15 minutos. Así es más fácil sostener un chiste atrás de otro. Y se mantiene la idea de caserismo que tienen estos shows. Eso permite mantener una factura hogareña, un ritmo más alto y con menos desniveles. Son producciones más baratas, que tienen menos para perder que los dibujos tradicionales.”

El recorrido permite entender el filón local del boom adultescente por los dibujos. Los Veggies –sin canal confirmado– plantea una Argentina absurda sintetizada en el pueblo de Venado Verde, donde una familia carnívora y una vegetariana se enfrentan por la comida y rigen sus relaciones sociales y familiares en torno de lo que comen. “El ser argentino en el modo de comer está representado por los García –dice Garateguy–. El gran asado total es la fiesta popular donde todos se juntan a carnear y a esperar las achuras con devoción. Y está Juanito, el niño que no come, al que pasan por alto en las discusiones alimentarias”. Las autoras decidieron: ni tan incorrecto como South Park ni tan “entrañable” como Los Simpson. “En el medio y con un tinte muy argento”, dice Camila Toker. ¿Dónde van a buscar temas y formas los nuevos narradores de la animación? “Para mí Los Simpson es el gran paradigma —sigue Toker–. Y de South Park me gusta su incorrección. Pero tengo resabios nostálgicos de La Pantera Rosa. El chiste gráfico supera a las generaciones. Hoy uno la interpreta de una manera diferente, y hasta podría llegar a pensarse: ‘Qué chalados que estaban’.”

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