Lun 23.05.2016
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TELEVISION › DOLPH LUNDGREN GRABó LOS ANUNCIOS DE LOS SPACE AWARDS

Un icono de la súper acción

El sueco pasó de ingeniero químico en su país natal a contrincante soviético de Rocky Balboa por un volantazo del destino, y desde entonces participó de más de 60 películas, incluidas las de la reciente y exitosa saga Los indestructibles.

› Por Roque Casciero

No hay estadísticas que lo avalen, pero más del 95% de las personas que conocen a Dolph Lundgren deben esperar encontrarse con esa mirada sin alma de Ivan Drago, el boxeador inflado de química soviética que mató sobre el ring a Apollo Creed en Rocky IV. Y ciertamente que el actor es imponente con su metro noventa y una figura que conserva muy bien a treinta años de haber saltado a la fama junto al personaje creado por Sylvester Stallone. Pero Lundgren es un tipo afable, con buen humor (menos mal, nadie quiere verlo enojado), y con un costado que recién se hizo más conocido en los últimos años: antes de convertirse en actor de cine, era ingeniero químico en su Suecia natal y hasta había ganado una beca para estudiar en el reputado Massachussetts Institute of Technology. Pero la varita mágica de Hollywood lo tocó y desde 1985 actuó en más de 60 films, casi siempre de acción. “Estuve en películas chicas, grandes y medianas; películas buenas y malas; películas que nadie vio y otras que yo no quiero ver (risas), pero también otras grandiosas a las que la gente regresa una y otra vez”, resumió el actor, que pasó por Buenos Aires para grabar los anuncios de la próxima entrega de los Space Awards.

“Creo que estaban buscando a alguien que tuviera un cierto status en el cine de acción y que pudiera hacer comedia, porque buena parte del guión es graciosa, y yo me llevo bien con eso. Además, como nunca había estado en Buenos Aires, eso ayudó para que me decidiera a hacerlo”, le dijo Lundgren a Página/12 durante una rueda de prensa. Los premios, que se entregarán en julio, tienen categorías como “Mejor ataque de bicho comegente” o “Mejor destrucción de mobiliario en lucha”. Y en esa tónica serán los avisos, en los que se verá al actor sueco –que volvió al éxito, otra vez ligado a Stallone, con la saga de Los indestructibles–interactuando con el tiburón que es una marca registrada del canal.

–Empezaste tu carrera hace treinta años. ¿Creés que el público tiene a personajes clásicos como Ivan Drago, He-Man o The Punisher en mente cuando ve tus nuevas producciones?

–Sí, un poco. Para bien o para mal, uno arrastra a todos esos personajes cada vez que aparece. Quiero decir, uno puede sacarle ventaja a eso, pero si trata de hacer algo diferente seguro será una desventaja. De todos modos, no pienso demasiado en eso. Para mí ha sido fantástico: todavía sigo en el negocio, puedo dirigir y actuar, además de hacer cositas como ésta. Y puedo tener una vida al margen de esto: tengo una gran familia que formé en Europa, lejos de Hollywood. Por lo general, si sos famoso, tus hijos tienen que pagar precio alto, y hasta ahora pude evitar eso. Eso es lo que más felicidad me da.

–Con el éxito de Creed y el personaje de Rocky otra vez en la palestra, ¿hubo alguna conversación acerca de un retorno de Ivan Drago?

–¡Espero que no! Creo que debe descansar en paz desde 1985 (risas).

–¿Por qué? Es realmente un icono...

–Claro, pero por eso mismo no deberías volver a verlo... salvo que mires Rocky IV una vez más. Es como Lo que el viento se llevó: no volvés a ver a Scarlett O’Hara. Y ésa es la magia del cine. Pero si matás haciendo a un personaje en demasiadas secuelas, de algún modo destruís su magia. Yo lo veo de ese modo. En los viejos tiempos nadie pensaba en secuelas, pero hoy sólo se trata de eso. Creo que aprovechan el dinero que ponen en el márketing: “Si gastamos 30 millones de dólares en la primera de La guerra de las galaxias... ¡hagamos otras cinco!”. De hecho, ahora las filman al mismo tiempo, como El señor de los anillos. Para mí, eso les quita magia, y por eso me gustaría no volver a interpretar a ese personaje. Espero no tener que hacerlo para pagar el alquiler o algo así.

–¿Qué piensa de los actores de las nuevas películas de acción?

–Creo que son muy buenos, aunque yo no miro mucho esas películas. Por ejemplo, Jason Statham es muy bueno; no hace películas de superhéroes, pero es un tipo muy bueno de la vieja escuela. Chris Hemsworth, el que interpreta a Thor, también es un poco de la vieja escuela. Pero nunca va a haber un nuevo Bruce Lee: él tenía la capacidad, lo mismo que Van Damme, Chuck Norris o Sly. Hace falta una cualidad física que lleva años desarrollar. No es que vas a ser como Bruce Lee si te meten en un traje y tenés cinco dobles de riesgo... Y creo que la gente ya no tiene tiempo para desarrollarse. Ojalá aparezcan tipos nuevos que tengan la capacidad, y podamos admirar al actor y no sólo al personaje. Hay muy buenos actores en las películas de acción de hoy: a cualquiera que haya ganado un Oscar le dan un traje (risas). Es un negocio, obviamente.

–Mencionó la cualidad física, que ciertamente usted tiene. ¿Cree que si no hubiera sido por eso usted podría haber hecho otra clase de películas? ¿Le interesaba hacer dramas?

–Sí, me interesaba desde el comienzo y todavía me interesa. Pero... el cuerpo se mete en el medio (risas). De todos modos, no debería quejarme, me ha dado una vida durante un largo tiempo. Recién en los últimos dos o tres años hubo interés en el hecho de que soy ingeniero químico, entonces hice unos avisos de Nat Geo y dejé ver otros costados de mi personalidad. Tomó bastante tiempo, pero en realidad fue porque yo no quería andar fanfarroneando sobre eso. Estaba muy bien haciendo películas de acción, ganando algo de dinero, conociendo muchas chicas y viajando por el mundo.

– La ingeniería química no es tan divertida, después de todo.

–¡Exacto! No hay conejitas de Playboy en el MIT (risas).

–¿Cómo fue el proceso de pasar de ingeniero químico a estrella de cine?

–Bueno, fue rápido (risas), sólo llevó un año y medio pasar de estar en el laboratorio, con un guardapolvos y una birome, a un ring con Sly Stallone. Fue cosa del destino, no era que yo lo había planeado durante toda mi vida ni nada de eso. No es como Sly, que era actor de teatro, escribía guiones y trataba de venderlos: él estaba listo para ser una estrella. Pero yo no lo estaba, simplemente me sucedió, por eso me costó mucho durante un par de años. Incluso hoy, trato de mantener los mundos separados: en Europa tengo amigos que vienen de la ingeniería y de las artes marciales, además de que mis hijos crecen lejos de Hollywood. Así es como quiero hacer las cosas.

–¿Qué pensaron esos amigos cuando lo vieron sobre un ring con Stallone?

–¡Todavía están en shock! Ni yo puedo creerlo todavía... Pero es Hollywood, ya había ocurrido antes. No muchas veces, pero sí algunas.

–Y después de treinta años, ¿qué lo motiva hoy a seguir actuando?

–¡Mi abogado de divorcio! Y venir gratis a Buenos Aires también ayuda...

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