8-La dama de honor,
de Claude Chabrol. Con Benoît Magimel, Laura Smet y Aurore Clement.
2004, 110 min. Transeuropa.

Frente a este último Chabrol hubo quienes reaccionaron airadamente, “acusando” al veterano realizador francés de hacer siempre lo mismo. Si lo mismo son las tragicomedias negras inteligentes, corrosivas y estupendamente contadas, ¿cuál es la acusación?. En La dama de honor, el maestro de El bello Sergio, El carnicero y La ceremonia continúa practicando su anatomía de la Francia profunda, focalizando en su objeto de estudio favorito (la familia provincial), pero bajando esta vez un escalón en la escala social, de la alta burguesía a la burguesía mediana. La normalidad seducida por la locura, el crimen como escape ante la mediocridad y los esqueletos en el ropero familiar vuelven a ser los temas chabrolianos, vehiculizados con ese estilo de falsa calma, mascarada que deja aflorar al monstruo. Si esto es cine viejo, larga vida a las polillas.


7-Melinda y Melinda,
de Woody Allen. Con Radha Mitchell, Will Ferrell y Amanda Peet.
2004, 100 min. Gativideo.

Otro al que uno podría acusar de repetición, cuando el verdadero problema reside, en este caso, en la dificultad para seguir siendo eficaz (aunque dicen que la última, Match Point, está muy buena). Comedia de tesis, el penúltimo Woody intenta probar que el drama o la comedia son cuestión del cristal con que se mira. Tesis bastante obvia, por cierto. Narrada alternativamente siguiendo las dos máscaras del teatro clásico, en Melinda y Melinda Mr. Allen revisita territorio conocido, ya se trate de la intelligentzia de Manhattan como las chicas al borde de un ataque de nervios, de la ronda de infidelidades como los señores inseguros. Nada nuevo, pero disfrutable, más allá de la puerilidad de su tesis y a favor de algunos diálogos con marca de la casa. Prestar atención al gran Will Ferrell y la extraordinaria Radha Mitchell, rubia a seguir.


6-Tiempo de volver,
de Zach Braff. Con Z. Braff, Natalie Portman y Peter Sarsgaard.
2004, 103 min. Gativideo.

La primera película protagonizada, escrita y dirigida por Zach Braff (bastante popular gracias a su papel en la serie Scrubs) es una típica comedia de chico cool. Historia de regreso al pueblo natal, de entierro familiar y reencuentro con los viejos amigos, Tiempo de volver (Garden State, en el original) coquetea con lo indie, lo marginal y lo ingenioso para terminar con uno de esos happy endings que hacen poner colorado. Rociada de la clase de música que-todo-auténtico-cineasta-cool debería poner en su película (Coldplay, Nick Drake y siguen las firmas) y con alguna escena estilo “la puta que vale la pena estar vivo”, a Tiempo de volver la salvan las buenas actuaciones (de Natalie Portman para abajo) y más de un momento disfrutable, como ese en el que aparece un pibe disfrazado de caballero medieval. Como para ver, con reservas.


10-Gangsters en fuga,
de Joseph H. Lewis. Con Cornel Wilde, Richard Conte y Jean Wallace.
1955, 89 min. B & N. DVD. Epoca.

Sale en DVD esta cumbre de la clase B, dirigida por uno de los tipos más imprevisibles de todo Hollywood: Joseph H. Lewis, famoso por Gun Crazy (que está editada, con el título Vivir para matar). Guerra a muerte entre un gangster dandy y terrible (el gran Richard Conte) y el policía que lo quiere ver preso (el troncáceo de Cornel Wilde), en la propia elección de casting radica una de las genialidades de Gangsters en fuga (título original: The Big Combo). Pero la cosa no termina ahí: el policía bien podría querer atrapar al otro por la sencilla razón de que le robó la novia. Hay un cunnilingus sugerido (el primero jamás filmado en Hollywood), una escena de tortura con gritos en un audífono y el fusilamiento de un sordo, “visto” a través de sus oídos. Encima, la fotografía es de John Alton, genio absoluto de la luz. Una gema a redescubrir.