TELEVISION › ALBERTINA CARRI
La directora se asoció con Cristina Banegas para el film que se verá hoy en Canal 7.
› Por Oscar Ranzani
El ciclo 200 años que emite periódicamente Canal 7 sumará hoy a las 22 un nuevo telefilm. En este caso, Cristina Banegas y Albertina Carri son las autoras del guión y las directoras de Urgente, una película profundamente dramática desde su raíz que, a partir de un caso particular, se convierte en un espacio de denuncia contra el abuso sexual infantil, la violación de las mujeres y de discusión sobre el aborto. Banegas convocó a Carri para realizar el telefilm y la directora de Géminis y Los rubios –que ya terminó de rodar La rabia– propuso inspirarse en una historia real que provoca escalofríos. “Cuando nos reunimos yo había leído la historia de una nena en Jujuy que se había suicidado en el baño del colegio con su propio guardapolvo y estaba embarazada”, comenta Carri en diálogo con Página/12. Si bien esa historia fue la inspiración de Urgente, la realizadora cinematográfica reconoce que “no podría decir que la película es sobre el caso real, porque no hay una investigación sobre ese caso”. “Nos pareció bueno –agrega– tomar ese caso como disparador para trabajar también la idea de doscientos años (como el título del ciclo) de abuso hacia las mujeres y empezamos a trabajar la línea dramática. A partir de esto, creamos una especie de alrededor de esa historia que era un pueblo pequeño. Lo cambiamos de zona, lo pasamos a Misiones, un lugar más húmedo”, dice. El resultado es una historia conmovedora que pone la lupa sobre tres instituciones en relación con la problemática del aborto: la familia, la escuela y la Iglesia. Banegas también actúa, en un elenco integrado por Alejandra Flechner, Analía Couceyro, Rosario Bléfari, Luciana Rodríguez, Luis Ziembrowski, Enrique Liporace y María Inés Aldaburu.
–¿Buscaron un caso bastante extremo o considera que hay muchas situaciones similares a las que padece la protagonista en la vida real?
–Lamentablemente no creo que sea un caso extremo. De hecho, escuché que Jujuy es bastante especial en ese tema. Hay muchos casos de mujeres abusadas. Y la verdad es que escuché casos muchísimo más extremos, como uno de un pueblo donde obligan a la niña a casarse con el violador. Convencen a una niña de doce años a que se case con un pibe de veinte “porque es buen chico, trabajador, que cometió un error y bueno...”. O las convencen de que ellas provocaron al hombre. Son casos espeluznantes. En ese sentido, no creo que –lamentablemente– sea un caso extremo.
–¿Cómo se complementaron con Banegas?
–El trabajo en conjunto estuvo buenísimo. Nosotras veníamos de hacer Géminis y fue distinto porque yo era la directora y ella la actriz. La verdad es que, en un principio, no teníamos mucha idea. Le decía: “Yo dirijo a los actores y vos dirigís las cámaras”. Todo al revés, para que fuera más interesante (risas). No es que pautamos algo, ni dijimos “Vos te dedicás a esto y yo a esto otro”, porque hicimos todo en conjunto y estuvo bueno porque la actividad de dirigir, en general, es muy solitaria. Para mí fue una experiencia interesante.
–¿Y qué diferencias tuvo este trabajo respecto de la dirección de cine?
–Siempre lo concebimos para televisión. De hecho, el título que le pusimos, Urgente, además de la urgencia del tema también nos parecía que era claramente un título televisivo. Y pensamos en esos términos. En el caso de dirección de actores fue un trabajo muy particular, porque es una película muy particular: pasa todo dentro de un mismo decorado. O sea, se recreó un pueblo adentro de un estudio. Pero, por otro lado, no es que se hicieron fachadas sino que realmente se trabajó en un sentido más pictórico. Con respecto a que sea para televisión, siempre estuve atenta al tamaño de los planos. Hay algo que me parece que en televisión claramente no funciona. Y algo del ritmo también. Tiene un ritmo dentro de su experimentalidad o de su forma más rupturista, porque es una puesta en escena bastante rara. Tratamos de trabajar y de conservar un cierto ritmo para un espectador un poco menos acostumbrado a lo que es el cine.
–¿Buscaron una puesta más teatral?
–En realidad, siempre se piensa en teatral por esto del único decorado. Tiene algo del juego de la representación, pero nunca lo pensamos en términos teatrales y no hablaría tampoco en términos de teatro. Es como siempre decimos y nos hacemos cargo porque es el referente más cercano: es como un Dogville criollo pero para la televisión y la televisión nacional.
–La puesta tiene una especie de clima opresivo. ¿Buscaron estéticamente esa sensación para acompañar el contenido?
–Sí, nos parecía un poco eso. Digamos, la situación en sí misma de la violación creo que es de una opresión máxima. Pero además, esta situación del pueblo para que la niña llegue a cometer el suicidio tiene que haber sido de una gran opresión, de un sin salida y no encontrar contención en ninguna parte. Entonces, en ese sentido, nos parecía importante transmitir ese agobio.
–¿De qué manera se puede generar la discusión sobre el aborto a partir de una ficción?
–La condición del arte te da la posibilidad de pensar las cosas de otro modo y en otros términos. Y te golpea en lugares más cercanos por momentos, y no es la historia de otro sino que se puede convertir en algo un poco más “universal”. No es el caso particular sino que es llevarlo a una cosa más cotidiana y más identificable con cada uno.
–¿El hecho de que sean miradas femeninas sobre el tema le aporta mayor sensibilidad y credibilidad?
–Es difícil contestar eso. Creo que las dos somos personas sensibles y comprometidas y espero que lo hayamos plasmado en esta historia. Y realmente es un tema que nos preocupa y nos duele en un sentido personal.
–Al igual que en la vida real, en la historia la mirada religiosa es la que condena el hecho. ¿La idea fue mostrar todas las posturas que hay en relación con el tema del aborto? O bien, poner en evidencia las que condenan el hecho...
–También en la película una cosa que pasa es que las que no lo condenan también lo sufren. A veces, en esta discusión sobre el aborto escuché barbaridades, por ejemplo, sobre la pastilla del día después: “Bueno, la usan las adolescentes para hacer cualquier cosa y después abortar como si nada”. Quiero decir que es un hecho muy doloroso para cualquier mujer y me parece que eso está reflejado en la película: las que deciden que la niña tiene que abortar no lo deciden de ninguna forma liviana sino que claramente es una decisión muy pesada, pero es algo absolutamente personal, individual, sobre su propio cuerpo. En ese sentido, sí tratamos de hacer un recorrido por las diferentes miradas acerca del aborto.
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