Sábado, 9 de agosto de 2008 | Hoy
VIDEO
8-El precio de la felicidad
de Bruce Beresford.
Con Robert Duvall, Tess Harper y Ellen Barkin.
1982, 92 min. Plus Video.
A comienzos de los ’80, Horton Foote, autor del guión de Matar a un ruiseñor, reaparecía, tras dos décadas de semioscuridad, con esta película que además coprodujo. Lo único en común entre ambas historias es la ubicación sureña, esta vez sin denuncias de por medio. Robert Duvall está extraordinario, como el ex cantante country al que el alcohol llevó a perder todo. Lo que en cualquier otro caso hubiera sido un desfile de clichés redencionistas (la segunda oportunidad, la reconstrucción personal, el amor que salva), aquí queda aventado por el modo en que el australiano Bruce Beresford acentúa la dolorida interioridad de las acciones, con tan poco apuro como el de una balada country.
6-El nivel del pánico
de Franck Khalfoun. Con Wes Bentley y Rachel Nichols.
2007, 98 min. Transeuropa.
Los franceses Alexandre Aja y Grégory Leva-sseur, que andan por los 30 años, ganaron repercusión con el sangriento thriller Alta tensión, que escribieron y dirigieron. El año pasado escribieron P2, que Franck Khalfoun dirigió y ahora se edita aquí, con el título El nivel del pánico. Como la anterior, se trata de un huis clos, esta vez en un estacionamiento subterráneo, donde un psicótico (Wes Bentley, que ya en Belleza americana lucía bastante perturbadito) atrapa, horas antes de la Nochebuena, a una chica que trabaja en el edificio. Al comienzo la película está bien narrada, con buen tempo y acertada construcción del espacio. Después es el puro y mecánico juego del gato, el ratón y la sangre.
7-La muerte camina...
de Carlos H. Christensen. Con Olga Zubarry, G. Battaglia y E. Cuitiño.
1948, 80 min. Arte Video.
El primer acercamiento al policial de Carlos Christensen se basa en la misma novela que antes había filmado Henri Georges Clouzot, con el título El asesino vive en el 21. Coescrita junto a César Tiempo, La muerte camina en la lluvia es una parodia de las novelas estilo Agatha Christie, con todos los pasajeros de una pensión como sospechosos de varias muertes. Christensen y Tiempo fuerzan el tono farsesco, exagerando la tipología extravagante de cada personaje y dándoles cuerda a Guillermo Ba-ttaglia & Cía, para un verdadero campeonato de sobreactuaciones. Se destaca, como de costumbre, el estilo visual del realizador, de una pureza infrecuente en estas pampas salvajes.
5-El camino del guerrero
de Víctor Salva. Con Nick Nolte y Scott Mechlowicz.
2006, 120 min. Transeuropa.
Otro caso de película (casi) salvada por lo visual, El camino del guerrero podía haberse titulado Las enseñanzas de Don Sócrates. Así se llama el personaje de Nick Nolte, modesto encargado de una estación de servicio. De barba y pelo tan blancos como los de Papá Noel, el hombrote del vozarrón aguardentoso resulta lo más parecido a un maestro zen que los alrededores de Los Angeles pueden deparar. Gracias a las tertulias filosóficas que sostiene con él, un joven atleta, campeón de las anillas, devendrá ese guerrero pacífico al que el título original alude. New Age a full, si se deja ver es por los precisos encuadres del director, Víctor Salva (el de la interesante Jeepers Creepers).
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