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NEVADA SMITH
de Henry Hathaway.
Con Steve McQueen, Karl Malden y Suzanne Pleshette.
1966, 128 min.
AVH.
Una historia que bien podría haber dado lugar a una apología de la justicia por mano propia es aquí elevada por intervención de John Michael Hayes, uno de los guionistas favoritos de Hitchcock (cuatro películas juntos, desde La ventana indiscreta hasta En manos del destino). A los treinta y pico, Steve McQueen difícilmente daba el chico mestizo que la historia pedía, pero no importa. Para poder consumar la venganza que lo obsesiona (la matanza de sus padres a manos de tres indeseables), el héroe debe atravesar un viaje físico y espiritual, que hará de él un adulto. Lo cual no es necesariamente una buena noticia. En espectacular Cinemascope, Henry Hathaway, especialista en westerns, se siente como en casa.
LA PRINCESA DE NEBRASKA
de Wayne Wang.
Con Li Ling, Qing Lin y Brian Danforth.
2007, 77 min.
Transeuropa.
Estrenada en proyección DVD meses atrás, esta película del cineasta chino Wayne Wang (el de Smoke y Blue in the Face) representa un regreso a sus primeros tiempos en Estados Unidos, cuando, en los años 80, fue uno de los pioneros del cine indie. Filmada en digital, en pocos días, con actores amateurs, diálogos improvisados, cámara inestable y saltos de raccord, la película narra un día en la vida de la protagonista, una muchacha china recién emigrada a Estados Unidos. Aunque viajó para estudiar, la chica se gana la vida como prostituta y tiene un embarazo de cuatro meses. Importa más la empatía que la cámara establece con ella que la retorcida sordidez de la historia.
LA HIJA DE UN SOLDADO...
de James Ivory.
Con L. Sobieski, Kris Kristofferson y B. Hershey.
1998, 127 min.
Emerald.
Como unos años antes en El Sr. y la Sra. Bridge, James Ivory aborda el relato familiar con amable indulgencia, más interesado en los personajes que en broderies y boisseries. La película se basa en la novela autobiográfica escrita por la hija de James Jones, autor de De aquí a la eternidad y La delgada línea roja. De hecho, la figura del padre (Kris Kristofferson, imponente bisonte herido) domina la escena. Pero hay lugar para ambos hijos, que se sienten tan fuera de lugar en París como cuando vuelven a Estados Unidos. Un poco menos para la mamá, Barbara Hershey. Todo sucede desde mediados de los 60 hasta comienzos de la década siguiente, y el aire de época termina de redondear el influjo.
de David Mackenzie.
Con Jamie Bell, Sophia Miles y Ciarán Hinds.
2007, 95 min.
Gativideo.
Presentada en competencia oficial en Berlín 2007, esta ópera prima británica parece una combinación de La madrastra (delirio camp con Bette Davis) y Malicia, aquel valijerismo italiano en el que un chico se excitaba con Laura Antonelli. Pero todo eso, con un aire cool. Hijo de un riquísimo arquitecto, el protagonista (Jamie Bell, el chico de Billy Elliot) está convencido de que la amante de su padre mató a su mamá. En algún momento huye a Glasgow (todo sucede en Escocia), donde se pone a espiar a una preciosura rubia, a la que encarna... la misma actriz que hace de la mamá. Por si no se entendió: ¡Edipo! Y consumado, claro: en esta clase de películas el protagonista siempre cumple sus deseos.
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