Vie 13.01.2006
espectaculos

VIDEO › RICHARD LINKLATER

Un autor que entra y sale del sistema

Se editaron dos nuevas películas del director de Escuela de rock: Tape y Los osos de la mala suerte. La primera de ellas hace honor al “cine independiente”. La otra es un digno producto comercial.

› Por Horacio Bernades

El film de autor más o menos exquisito, producido en forma independiente y dirigido a un público selecto, y la película industrial para todo público, que parecería no tener otro propósito que el de entretener a rajatabla. En los últimos años, Richard Linklater da la impresión de haber perfeccionado esta suerte de doble llave para su carrera, con Antes del atardecer y Escuela de rock como ejemplos rotundos. Por estos días puede verificarse esa alternancia –entre la industria y el off-Hollywood, entre los ingresos más o menos seguros y el albur de la independencia, entre los proyectos personales y aquellos a los que hay que forzar para hacer propios– por parte del realizador de Rebeldes y confundidos y Despertando a la vida. Con diferencia de días se editaron en video Tape (que había podido verse en la edición 2002 del Bafici, y permanecía inédita) y Los osos de la mala suerte, estrenada en Estados Unidos a mediados del 2005, ambas dirigidas por Linklater. Aunque si hay algo que parece imposible adivinar, si no se cuenta con el dato, es que justamente las haya dirigido la misma persona.

Primer lanzamiento de 791 (nuevo sello, dedicado al cine de calidad, que cuenta con distribución de Gativideo), Tape es una de esas películas de las que basta ver un máximo de 10 segundos para asegurar, sin temor a equivocarse, que se trata de “cine independiente”. Filmada en video digital, en un único ambiente y con sólo tres actores, está basada (bastante obviamente, también) en una obra teatral de Stephen Belber, quien la adaptó para el cine. Con el propio Linklater manejando la cámara, Ethan Hawke (el actor de Antes del amanecer y Antes del atardecer) es aquí Vincent, a quien el comienzo de la película encuentra en una habitación de motel, abriendo una lata de cerveza detrás de otra. El motel está en las afueras de Lansing, Michigan, y Vincent ha llamado hasta ahí a su mejor amigo del colegio, Jon (Robert Sean Leonard, de La sociedad de los poetas muertos), aprovechando que éste está de paso por allí.

Como si no bastara con confrontar la crudeza e inmediatez de Vincent con la autosuficiente distancia desde la cual Jon parece plantarse ante todo, el hecho de que el primero trabaje de bombero (y dealer, en los ratos libres) y el otro sea cineasta indie confirma que después de egresar no hicieron más que separarse. Hay una vieja deuda entre ambos que tiene que ver con Amy, ex novia de Vincent y amante de Jon por una única noche (Uma Thurman); esa deuda desencadenará un triángulo de intrigas y ajustes de cuentas. Si Amanecer y Atardecer demostraron cuánto valora Linklater la palabra en el cine, Tape no hace más que confirmarlo. Con una diferencia: si en aquéllas las palabras transparentaban sentimientos, aquí operan en sentido contrario, convirtiéndose en lo más sospechable del mundo.

Donde se mantiene la transparencia propia del realizador es en el modo de dirigir actores, convirtiéndolos en una suerte de caja de resonancia anímica, con Thurman sacándole todo el jugo al personaje más complejo de los tres y consumando la actuación más sorprendente de su carrera. Si de actuaciones se trata, Linklater juega sobre seguro en Los osos de la mala suerte, al darle el protagónico a Billy Bob Thornton, posiblemente el actor más talentoso del cine estadounidense actual. Remake de la película homónima de los años ’70, BBT hace aquí el papel que en la original cumplió otro grande: Walter Matthau. Algo así como Bad Santa agarra el bate (se nota que los guionistas de ésta son los mismos que los de aquélla), Thornton es un ex jugador de liga venido a menos, un alcohólico, mujeriego y puteador, que deja su trabajo de exterminador de plagas para asumir el de entrenador de un equipo de béisbol de high school. De hecho, los chicos que le toca dirigir son también una especie de plaga, por lo troncos, desmotivados e indisciplinados.Ya se sabe que en estos casos uno y otros terminarán superándose a sí mismos, y esa es la razón por la cual Los osos ... funciona mucho mejor en su primera parte, recordando claramente la situación y hasta los personajes de Escuela de rock. Sin embargo, Los osos ... no deja de ser una película digna y honesta, confirmando la fidelidad de Linklater hacia los personajes marginales. Esos que nunca se ajustarán del todo al american way of life. Como el propio realizador, que parece haber encontrado la manera de negociar con el sistema sin que éste lo devore.

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