La operación es muy sencilla: se cruzan los códigos de la película de robos –la formación de la banda, la planificación, los ensayos, el robo como momento culminante– con los de la comedia de fumones –el descerebre, el balbuceo, el cuelgue extremo– y se obtiene como resultado una película protagonizada no por genios del crimen –como los de Mientras la ciudad duerme o Rififí–, sino por tipos infinitamente más chambones que el espectador. Chambones pero irresistibles. Algo así como Los desconocidos de siempre del pico y el faso, la película en cuestión se llama High Life y el sello SBP la lanza la semana próxima, con el título de El último golpe.

Si todas las comedias de fumones son simpáticas por naturaleza (porque el cuelgue de yerba lo es), esta película canadiense suma, a esa simpatía, precisión narrativa y unos personajes buenísimos, virtudes propias de la película de robos. Protagonizada por un elenco de desconocidos, escrita y dirigida por el hasta aquí también desconocido Gary Yates, el usuario que en el site imdb la califica como “una de las mejores comedias de crímenes que andan dando vuelta por ahí” no exagera ni una coma.