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7-Temple de acero,

de J. y E. Coen. Con Jeff Bridges, Matt Damon y Hailee Steinfeld.

2010, 110 min. AVH.

A la hora de rehacer un viejo western, unos Coen casi irreconocibles no apelan a la ironía ni a la ferocidad, transcribiéndolo de modo casi literal. Dejando oír su mayor ronquera hasta la fecha, el gran Jeff Bridges se calza las pilchas y, sobre todo, aquel parche en el ojo que le dio a John Wayne su único Oscar. El ex Lebowski es aquí el ex alguacil al que una chica contrata para dar caza a los culpables de la muerte de su padre. Se les suma el ostentoso ranger de Matt Damon, único personaje al borde de la caricatura marca Coen Bros. Sorpresa de sorpresas, sobre el final Joel & Ethan pierden el temor al ridículo y se ponen ¡líricos!, ¡y hasta melancólicos! Les sale bárbaro, llevando a la película a su clímax estético y poético.

8-El padre de la novia,

de V. Minnelli. Con Spencer Tracy, Elizabeth Taylor y Joan Bennett.

1950, 93 min. Emerald.

Todo es absolutamente demodé (la importancia capital de la fiesta de casamiento, la iglesia, el traje nupcial, las formalidades, la castidad generalizada) y sin embargo El padre de la novia –la original, no confundir con la inútil remake– no perdió, en estos sesenta años, nada de su encanto y agudeza. En verdad, puede vérsela ahora como precedente de Seinfeld, exhibiendo la misma capacidad de agigantar cómicamente cada detalle ínfimo, hasta volverlo monstruoso. Como además todo fluye de modo casi musical, y Spencer Tracy y Liz Taylor están extraordinarios, volver a ver este clásico de Vincente Minnelli es comprobar, justamente, su condición de clásico. Esa que le permite atravesar terremotos sociales y culturales y seguir viva.