Finalmente llegó Netflix a la Argentina. Un par de meses atrás, Página/12 anticipó el próximo desembarco latinoamericano de este pionero del video on demand. Ahora, finalmente, quien entre a la página www.netflix.com estará en condiciones de acceder a una primera tanda de series y películas, que pueden verse con sólo un click. Hasta el 7 de octubre, el streaming (nombre que se les da a esta clase de descargas instantáneas) será gratuito. Desde entonces, el servicio se arancelará, con un costo mensual ligeramente superior al que la firma cobra en Estados Unidos: 39 pesos mensuales, contra los 7,99 dólares que cuesta allí. Por qué más caro acá que allá, es la primera pregunta para hacerse. La segunda duda, igual o más importante, apunta al volumen y calidad del catálogo. La selección que Netflix presenta por el momento en la Argentina es sumamente reducida (un par de centenares de películas, series y telefilms, a grosso modo), atractiva sólo de forma muy ocasional y mostrando algunos criterios más que discutibles. El de películas que sólo se presentan dobladas, por ejemplo. La conclusión es obvia: para qué pagar (dentro de un mes y más allá) lo que en la página de al lado (Cuevana o Taringa) se puede conseguir gratis, más abundante y variado. Salvo que Netflix decida iniciar una persecución sobre los sitios de descargas gratuitas. O que aumente sensiblemente la calidad y cantidad de su oferta. Todo esto está por verse. Es de esperar que las cosas estén más claras antes del 7 de octubre, cuando para enterarse habrá que echar mano de la tarjeta de crédito.