Selección coreana

Un notable ciclo de cine coreano se viene llevando a cabo hasta los primeros días de febrero en el Palais de Glace los días viernes, sábados y domingos hasta las 19. Con curaduría de Marcelo Alderete, el ciclo lleva por título Políticas de acción. Acción, historia y política en el nuevo cine coreano. Hoy se verá Una vida agridulce, de Kim Ji-woon –A Bittersweet Life, 2005 (foto), repite el domingo 26–, una de las perlas semisecretas del cine de ese origen durante la última década. De qué trata, no importa demasiado. Lo que importa, como en todos estos casos, es el endiablado talento e inventiva para narrarla y ponerla en escena. Lo mismo podría decirse de Un sucio carnaval (A Dirty Carnival, Yoo Ha, 2006, mañana y viernes 31), El perseguidor (The Chaser, Na Hong-jin, 2008, viernes 17 y sábado 1º de febrero) y, desde ya, de las más conocidas Memorias de un asesino (Memories of Murder, Bong Joon-ho, 2003, sábado 18 y domingo 2 de febrero), Pez verde (Green Fish, Lee Chang-dong, 1999, domingo 19), Caramelo de menta (Peppermint Candy, Lee Chang-dong, viernes 24) y Area de seguridad conjunta (JSA, Park Chan-wook, sábado 25). La dirección es Posadas 1725 y la frutilla en el postre es que la entrada es libre y gratuita.

Breaking Bad

Salió a la venta y alquiler el mes pasado, pero no está de más recordarlo, por si alguno no se enteró. Sony editó, en sendos boxsets de cuatro discos cada uno, las cinco temporadas de Breaking Bad, sin ninguna duda la gran serie de la última década. Desde ya que cada boxset viene cargado de extras; ninguno de ellos enseña cómo sintetizar meta-anfetamina de la mejor calidad, pero lo que sí enseñan desde el primer hasta el último episodio de esta serie soñada es cómo crear personajes interesantes, cómo desarrollar tramas y subtramas de modo orgánico, cómo reunir un elenco celestial y, en suma, cómo ser perfecta. Todo ello al precio de ciento ochenta patacones cada temporada.