VIDEO › “GAME 6”, DE MICHAEL HOFFMAN
El primer guión para cine del gran escritor estadounidense Don DeLillo parece un compilado de varias de sus novelas.
› Por Horacio Bernades
Son tiempos literarios para el video argentino. La semana pasada se informó en esta misma columna sobre el lanzamiento de Empire Falls, miniserie basada en una novela del muy reconocido Richard Russo, que el propio Russo adaptó para televisión. Ahora acaba de salir, en VHS y DVD, Game 6. Se trata del primer guión para cine de Don DeLillo, considerado uno de los grandes novelistas estadounidenses contemporáneos, y con esta edición hace su presentación en sociedad un nuevo sello, Quality Films, que es de esperar haga honor a su nombre. Estrenada en cines en Estados Unidos a comienzos de año, Game 6 transcurre en un único día de 1986 y cuenta con dirección del británico Michael Hoffman (realizador de Restauración y la versión más reciente de Sueño de una noche de verano) y un llamativo elenco, encabezado por un Michael Keaton de barbita candado.
No es cualquier día de 1986. Es el 25 de octubre, día en que los Red Sox de Boston están a punto de torcer la maldición que arrastran desde sesenta y ocho años atrás, cuando salieron campeones por última vez. La famosa “maldición del Bambino”, supuestamente ocasionada por la venta de su supercrack, Babe Ruth, al peor rival, los Mets (como si Maradona hubiera pasado a River después de hacerle ganar el campeonato a Boca, en plena cúspide de su carrera). Es 25 de octubre y los Sox juegan la final de la “Serie Mundial” justamente contra los Mets. Ganan los de Boston 3 a 2. A pesar de eso, Nicky Rogan (Keaton) está convencido de que algo va a pasar. Cincuentón, el tipo las vivió todas, desde el día que su papá empezó a llevarlo al béisbol. Como buen fan de los Sox, tiene la certeza de que tampoco esta vez, aunque el campeonato parezca al alcance de la mano, van a poder hacerlo.
Nicky juega de visitante ese día de octubre. Radicado en Nueva York desde hace un rato largo, terminará viendo el partido, a la noche, en un bolichito repleto de hinchas de los Mets. Allí presenciará el fatídico momento en que... bueno, eso mejor no contarlo. Lo que sí debe decirse es que Nicky no debería estar ahí en ese momento, sino unas cuantas cuadras más allá, en el teatro donde esa misma noche estrenan su última obra, la más ambiciosa y personal. Esa en la que narra su propia infancia. Dramaturgo lo suficientemente popular como para que algunos lo reconozcan por la calle, de aquí para allá anda Rogan ese 25 de octubre, desafiando el interminable atascamiento de tránsito de una Nueva York que está peor que nunca. Hace un calor inusual para la época, a Nicky le sobran los factores de tensión y todo el mundo parece haber salido ese día, convirtiendo el tráfico en un infierno.
A los nervios de la opening night y los del partido decisivo –en un día que de tan cargado recuerda a aquel de Leopold Bloom en Dublín, a comienzos del siglo XX–, Nicky deberá sumarle los ocasionados por un encuentro con su hija, llena de reproches, su esposa, de la que se está separando y viene a avisarle que se piensa quedar con todo (Catherine O’Hara, de Mi pobre angelito) y su padre, que chochea. Pero el que tal vez importe más que ningún otro es su reencuentro casual con Elliot, colega al que hace mucho que no ve y que parecería más un homeless que un dramaturgo (otro reaparecido: Griffin Dunne, de Después de hora). Elliot está así por culpa de Steven Schwimmer, crítico de teatro especializado en destruir carreras (Robert Downing Jr.). Unos años atrás, el pobre Elliot estrenó una obrita de un acto, “a las 4 de la madrugada, en un mercado de pescado”. Hasta allí llegó Schwimmer y terminó escribiendo una reseña que acabó para siempre con Elliot. “Va a ir seguro a ver tu obra”, le advierte éste a Nicky, y le alcanza una pistola. “Más vale que te prepares.”
Escrito por DeLillo hace casi una década, el guión de Game 6 parece un compilado de distintas novelas del autor, transportadas aquí a una escala menor. En Cosmópolis todo sucede también en un solo día. El béisbol ocupa un lugar central en Submundo. De Ruido de fondo parecería derivar el accidente tóxico que aquí amenaza con intoxicar media ciudad. Y en todas ellas la paranoia es, como para Nicky Rogan ante ese Steven Schwimmer a quien ni conoce, un motivo esencial. Claro que la sola presencia de Griffin Dunne (que además coprodujo la película) ayuda a leer también Game 6 como una nueva versión de Después de hora. Esta vez en tiempo diurno y no con un taxi disparado en medio de la noche sino con decenas de ellos atascados, sin poder dar un solo paso en el maldito tráfico neoyorquino.
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