Contra la pared:

Fatih Akin.
Con Birol Ünel, Sibel Kekilli y Catrin Striebeck.
2004, 116 min.
Transeuropa.

La obra de Fatih Akin, realizador turco radicado en Alemania, está dedicada casi por completo a reflejar la realidad de su comunidad y Contra la pared –primera de sus películas que se estrena en Argentina– es paradigmática de ello. Un viudo misantrópico y autodestructivo conoce en un centro de rehabilitación a una chica que acaba de tener un intento de suicidio, accediendo a un matrimonio por conveniencia, único modo para ella de escapar de su familia. Pero no es una familia de la que pueda escaparse fácilmente. Alcohólico y pendenciero, Birol Ünel parece un personaje de Abel Ferrara. Pero la que roba cámara es Sibel Kekilli, todo un descubrimiento.

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La llamada dos:

Hideo Nakata.
Con Naomi Watts, Simon Baker y David Dorfman.
2005, 110 min.
AVH.

Confirmando la plena vigencia del j-terror en todo el mundo (ver nota central), para filmar la remake de Ringu 2 convocaron a Hollywood al creador del asunto, el mismísimo Hideo Nakata. Este no se apichonó y entregó una película de género que no tendrá la delicada atmósfera que suele caracterizar los productos originales, pero está muy bien narrada y jamás cae en el grotesco o la estupidez. Mudada a una zona montañosa junto a su hijo, la protagonista de La llamada (la siempre sobria Naomi Watts) vuelve a vérselas con los videos asesinos, poniendo esta vez en grave riesgo la vida de su hijo. Nakata entrega alguna secuencia magistral, como un ataque de una manada de ciervos, en la que los bambis lucen francamente temibles.

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Gente de Roma:

Ettore Scola.
Con Stefania Sandrelli, Arnoldo Foà y Gigi Proietti.
2003, 93 min.
Transeuropa.

Con la pólvora algo mojada, el director de Nos habíamos amado tanto y Un día tan particular aborda una película de pequeñas pretensiones, casi como si quisiera hacerse de nuevo de abajo. La idea es la que expresa el título: una suerte de polaroids en movimiento sobre distintos pobladores de la Roma actual, en retratos episódicos que recorren el arco que va de lo dramático a lo cómico, de lo semidocumental al sktech y de lo mínimo a lo político. Con mayor o menor desarrollo, Gente de Roma se ve con relativo agrado, pero permitiendo entusiasmos sólo circunstanciales y recayendo en algún esquematismo al paso. Lo mejor, el episodio protagonizado por un señor con Alzheimer, que logra ser trágico y desternillante al mismo tiempo.

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Testigo accidental:

Richard Fleischer.
Con Charles McGraw, Marie Windsor y Jacqueline White.
1952, 71 min. B & N.
Epoca.

Acaba de editarse en video esta verdadera gloria de la clase B en blanco y negro, que reúne y lleva al límite todas las virtudes de esa clase de productos. Poco más de una hora, un decorado casi único y actores de sueldos bajos (¡pero buenísimos!) le sirven a Richard Fleischer para dar una lección de concisión y dinámica cinematográfica. Dos policías de civil tienen que trasladar a la viuda de un gangster para que preste testimonio. Por lo cual tres cuartos de película transcurren, casi en tiempo real, en el tren que va de Chicago a Los Angeles (en realidad se filmó toda en decorados). Al tren suben también un par de matones y algunos otros personajes que esconden secretos vitales.