VIDEO › COLECCION JAMES BOND
Cuatro cajas con cinco dvd dobles cada una permiten ponerse al día con el más clásico de los agentes secretos.
› Por Horacio Bernades
Expirando ya la temporada, cuando todas las cartas de baccarat parecían echadas, acaba de tener lugar uno de los acontecimientos del año en el campo del video. Son cuatro cajotas de elegante presentación. Una de tono bermellón, otra dorada y las restantes, azul y plateada. Cada una contiene 5 devedés dobles. Veinte películas en total: el número exacto de títulos que componen la serie Bond. Sin contar la nueva, que acaba de estrenarse en cines, y las dos “no oficiales” (la primera Casino Royale, de 1967, y Nunca digas nunca jamás, de 1983). Aquí está entonces, presentada por Gativideo, James Bond, Colección Definitiva, que más allá de las ausencias mencionadas hace largamente honor a su título. Difícil imaginar algo más definitivo que esta colección que, desde los correspondientes a El satánico Dr. No (1962) hasta los que acompañan Otro día para morir (2002), suma algo así como unas 40 horas de invalorables extras. Una hora por año transcurrido.
A razón de $ 200 por caja (precio curiosamente más bajo que en EE.UU., donde salieron hace unos quince días a U$S 90 cada una), adquirir la colección completa insumiría unos 800 pesos, cifra más digna de la mesa de poker de Casino Royale que de un gasto de este tipo. Claro que siempre cabe la posibilidad de comprar las películas de a una, desembolsando 50 pesos. Conviene advertir que las cajas no vienen ordenadas de modo cronológico, sino de un modo más azaroso. Para poner un ejemplo, el volumen 1 de la Colección Definitiva contiene Dedos de oro, Los diamantes son eternos, El hombre del revólver de oro, Su nombre es peligro y El mundo no basta. Hechas estas aclaraciones y aun considerando que el packaging local no está a la altura del original, todo lo demás son buenas noticias.
Como es de rigor en esta clase de ediciones, la imagen y el sonido son inmejorables (aunque conviene recordar que varias de las películas-Connery conservan el monoaural original). Los menúes cuentan con un diseño original cuyo leit motif es la figura del círculo, devenido de la celebérrima vista-a-través-de-un-cañón-de-pistola que identifica visualmente la serie. En off, obviamente, la identificación musical, creada por Monty Norman y John Barry, y variaciones sobre la melodía de cada entrega. En todos los casos, el disco 1 contiene la película y al menos un comentario en off (en algunas ocasiones son dos), en el que intervienen el director, miembros del elenco y todos los técnicos más destacados. Esos comentarios son sumamente ilustrativos y se reconocen en ellos las voces del extraordinario diseñador de producción Ken Adam, el notable montajista Peter Hunt, el mencionado Barry et al. Toda una novedad en relación con las (malas) costumbres locales, los comentarios vienen con sus respectivos subtítulos. Lo cual permite que, por una vez, le sirvan para algo al espectador hispanohablante.
Es en el segundo disco donde se apilan los extras, ordenados en secciones fijas e incluyendo galerías de fotos, trailers originales y trivia surtida. Así como, de modo sistemático, al menos un documental (no es making off) en el que se narra la historia de cada película, desde el libro original hasta el momento del estreno. En la trivia pueden hallarse informes sobre el celebérrimo Aston Martin DB-5 (Rocinante del caballero Bond) y otros gadgets típicos de la serie, así como un amplio abanico de entrevistas. Entre ellas, al mismísimo Ian Fleming, creador del personaje, que como era de esperar derrocha una ironía tan seca como el dry martini. El disco 2 de De Rusia con amor incluye, en audio, un diálogo entre Fleming y su amigo (y admirador) Raymond Chandler.
Los documentales no tienen desperdicio, dedicándole más tiempo a la información que a la autopromoción (aunque ésta, como es de imaginar, no está del todo ausente). Las sofisticadas autoironías de Lois Maxwell (la famosa señorita Moneypenny) y Honor Blackman (inolvidable Pussy Galore en Goldfinger); Ursula Andress afirmando que jamás entendió por qué su legendaria salida del agua en Dr. No llamó tanto la atención; el director Terence Young explicando cómo se planteó la presentación de Bond en esa misma película y el jefe de efectos especiales de Goldfinger, recordando que el productor Harry Saltzmann le aconsejó fumarse unos buenos porros para simular humo de explosión, son sólo unas pocas de las incontables perlas que proporciona la lectura (perdón, la visión) de esta verdadera enciclopedia británica llamada James Bond, Colección Definitiva.
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