9-Pulqui,

un instante en la patria de la felicidad de A. Fernández Mouján. Cine Ojo/SBP.

Con buena cantidad de extras se edita una de las películas argentinas del año. Todo empezó cuando el productor Marcelo Céspedes le propuso al artista plástico Daniel Santoro que reconstruyera, a escala, el Pulqui, avión a reacción que el primer justicialismo echó a volar. La película dirigida por Alejandro Fernández Mouján documenta, sin perderle pisada, todo el proceso de armado del simulacro, que está entre la broma entre amigos, la aventura y el gesto retropolítico. De paso, se hace tiempo para relacionar la construcción del falso Pulqui con la obra de Santoro, a ésta con la mitología peronista y a ésta, a su vez, con el triste presente. ¿Obra maestra? Si no lo es, le pasa raspando.

8-Infame

de Douglas McGrath. Con Toby Jones, Daniel Craig y Sandra Bullock.

2006. 110 min. Impacto Cine/Gativideo.

Un año después de Capote, este otro retrato del autor de A sangre fría se centra, como aquélla, en el proceso de creación de esa novela y en la relación del escritor con sus fuentes de inspiración. En particular con uno de los asesinos, que despierta en el pequeño habitante de Manhattan una explosiva mezcla de identificación, atracción sexual, piedad y manipulación. Por más que llegue tarde, Infame es superior a Capote. No sólo por la interpretación de Toby Jones (tan mimética como la de Philip Seymour Hoffman, pero más sentida) sino por la compleja corriente emocional que genera el choque entre el escritor y el asesino. Corriente que en el film anterior brillaba por su ausencia.

8-Bucarest 12:08

de Corneliu Porumboiu. Con M. Andreescu, Teodor Corban e Ion Sapdaru.

2006, 89 min. Gativideo.

Después de la magistral Lazarescu, y en sincronía con el estreno de Cómo celebré el fin del mundo, Bucarest 12:08 permite seguirle el paso a la avanzada rumana, que en poco tiempo más se rematará con la llegada de 4 meses, 3 semanas, 2 días. Aquí se trata de revisar cómo fue que cayó el dictador Ceausescu, a través de un talk show televisivo que se propone evocar ese hito. Resulta ser que todos los que dicen haber estado en la plaza no estuvieron, de lo cual se desprende que esa caída se pareció más a un golpe de Estado que a una revolución popular. Con tono decididamente cómico y satírico, Bucarest 12:08 confirma que el largo plano fijo es la llave maestra del cine rumano.

6-La antena

de Esteban Sapir. Con Rafael Ferro, Julieta Cardinali y Alejandro Urdapilleta.

2007, 90 min. AVH.

En términos visuales, el opus dos de Esteban Sapir (cuya Picado fino había resultado, a mediados de los ’90, un oasis en el desierto de la época) es una de las películas más lanzadas que jamás se hayan hecho por aquí. Refulgente blanco y negro, puntillosas maquetas, diálogos dibujados y digitalización a full, para construir una sociedad retrofuturista que parecería salida de algún corto de Georges Méliès. En términos temáticos la cosa es menos satisfactoria, ya que la fábula de este mundo condenado a la mudez, por culpa de un tirano llamado Señor TV, navega entre lo obvio y lo pueril. El denso aire de tristeza que atraviesa la película es lo que la salva del riesgo de la oquedad.