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8-Juegos de amor esquivo,
de A. Kechiche. Con O. Elkharraz, S. Forestier y S. Ouazani.
2003, 117 min. Transeuropa.
El mayor dolor de cabeza de Nicolas Sarkozy, el monoblock de las afueras de París, visto no en su faceta más incendiaria sino en una vinculada con la adolescencia y la posibilidad de abrirse al mundo a través del arte. Un grupo de vecinos –entre los cuales predominan, como es lógico, los hijos de familias árabes y norafricanas– ensaya, a instancias de una profesora, una versión de Los juegos del amor y el azar, de Marivaux. Y la encuentran menos distante de lo que parecería. Filmada con estilo semidocumental, con actores no profesionales que hacen un extraordinario uso del habla, la película de Abdellatif Kechiche transmite un inimitable sentido de urgencia, proximidad y vividez.
7-La señal,
de R. Darín y M. Hodara. Con Ricardo Darín, Diego Peretti y Julieta Díaz.
2007, 95 min. AVH.
Tomando a su cargo el proyecto que la muerte de Eduardo Mignogna estuvo a punto de dejar inconcluso, Ricardo Darín y Martín Hodara (brazo derecho de Fabián Bielinsky) abordan un film noir de época respetando las marcas de ambos géneros, pero con la suficiente lucidez como para impedir que la cosa se agote en el puro ejercicio de estilo. En 1952, mientras Evita agoniza, un detective privado (Darín) desoye las advertencias de su socio (Diego Peretti) y se deja arrastrar por una femme verdaderamente fatale (Julieta Díaz, no muy cómoda). No del todo libre de debilidades, la gran virtud de La señal es haber hallado un tema y un tono, vinculando la esfera personal con la del país y sus mitos.
7-Una mujer es una mujer,
de Jean-Luc Godard. Con Anna Karina y Jean-Paul Belmondo.
1961, 84 min. Epoca.
Si en su ópera prima había parafraseado el film noir, un par de años más tarde y para su opus tres Godard eligió hacerlo con la screwball comedy y el musical, rodando su primera película a todo color y en formato scope (algo que reiteraría poco después, en El desprecio). Une femme est une femme (título que en francés suena a “Una mujer es infame”) representa también el debut de Anna Karina, dividida aquí entre su pareja (Jean-Claude Brialy) y el mejor amigo de éste (el gran Belmondo, en uno de sus tres protagónicos para JLG). Alternativamente encantadora, ocurrente, desconcertante, graciosa, tonta, irritante y multirreferente, Una mujer es una mujer es, qué duda cabe, un Godard auténtico.
4-El lamento de la serpiente negra,
de Craig Brewer. Con Samuel L. Jackson y Christina Ricci.
2007, 115 min. AVH.
Producto de la inescrupulosidad de la época, últimamente surgieron películas a las que podría denominarse exploitation dramas, que se pretenden animadas de las más serias intenciones, pero pegan sin asco debajo del pantalón. El lamento de la serpiente negra es una de ellas. En un sur profundo tan de tarjeta postal como su antecesora Baby Doll, Christina Ricci padece de una fiebre uterina tal, que no puede parar de tocarse y sacudirse, como Linda Blair en El exorcista. El venerable Samuel L. Jackson hace de ex bluesman evangelista, entregado a la redención de la rubia (Ricci está rubia), a la que comenzará por atar al radiador para que pare de hacerse la poseída. ¡Y la terapia da resultado!
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