Habituado a hacer de la burguesía el blanco favorito de sus dardos, podía darse por descontado que a Claude Chabrol no le habría resultado indiferente el resultado de la última elección presidencial en su país. “Hay algo que me sorprende”, tira de entrada. “Sarkozy lleva un año en el poder y da la impresión de que llevara dos o tres. Con un poco de suerte, en un añito más nos libramos de él.” Chabrol ve la política francesa en términos de géneros cinematográficos. “Creo que la Francia actual es una república lubitschiana, por la indiferencia de la gente, el ‘dale que va’. En cuanto al presidente en sí, cuando mueve la cabeza de arriba abajo, adopta un falso aire a Louis de Funes.” Puesto a pensar en términos de escritura, Chabrol cree que las maneras presidenciales no responden a un guión de hierro, sino que se van armando sobre la marcha. “Como todo petiso, quiere ser amado. Eso me hace acordar a un personaje de Corneille, el rey Prusias, que quería que todos lo amaran.” Hablando de amores... “Bruni se va a encamar con él y después se va a ir con otro, como hizo siempre. Tal vez él no se haya dado cuenta de eso...” A la hora de la telepolítica, a Chabrol lo de Sarkozy le parece más reality show que culebrón. “No hay soap opera porque no hay patetismo. Sus presentaciones tienen el mismo estilo improvisatorio que los reality shows, son tan verdaderas como ellos.” Y luego correr a prender la tele, para seguir divirtiéndose con algún noticiero.