Domingo, 7 de septiembre de 2008 | Hoy
MUSICA › ENTREVISTA AL PIANISTA ISRAELI YARON HERMAN
Por Diego Fischerman
Yaron Herman es una de las figuras actuales del jazz parisiense. Pero Francia, para él, surgió casi por azar. No es el único que, de paso por allí, escuchó los cantos de sirenas y ya nunca pudo irse. Pero, en su caso, esa decisión tenía que ver, justamente, con haber desoído otros cantos. “Fui a Berklee porque tenía amigos allí y me insistían en que fuera –cuenta el pianista a PáginaI12, refiriéndose a su breve paso por la famosa escuela de jazz bostoniana, cuando tenía apenas 19 años y había decidido salir de su Tel Aviv natal para probar otros aires–. Me dieron la oportunidad de probar, que es la primera etapa antes de entrar, pero no me gustó. Es como ir a una fábrica de músicos. La forma de funcionar me chocó de entrada. Yo venía de un sistema, con mi profesor en Israel, que era totalmente lo opuesto. Allí lo importante habían sido la creatividad y el entender a cada persona como una individualidad. Berklee, en cambio, era transformarme en robot.”
Herman, que tocará hoy a las 20 en La Trastienda Club (Balcarce 460), dice que se quedó en París porque “sucedió así”. Cuenta: “Volvía de los Estados Unidos a Tel Aviv, y el avión me dejó una noche en París. Fui a un club de jazz, me invitaron a tocar, me invitaron a quedarme unos días, y luego más días. Y cada día aparecían nuevas oportunidades, y allí estoy”. Cree que “en Estados Unidos hay más músicos, el nivel en jazz es más elevado, son más competentes, tocan muchos estilos, pero en Europa tienen mayor cultura clásica y contemporánea”. En ese sentido, Herman, a los 27 años, valora muy especialmente ambas tradiciones, la del jazz y la de la música clásica. “Pienso que es fundamental conocer la historia de la música; no se puede querer avanzar sin saber lo que pasó antes”, resume. En su estilo resulta característico el uso de la mano izquierda. Y él opina que esa mano, muchas veces constreñida a los bajos o a la ejecución de acordes, “tiene –y enfatiza esa palabra– que ser melódica y no sólo armónica”. Lo influencian, dice, “mucha música clásica y, también, muchos nuevos, Bach, Chopin, Brad Meldhau. Ellos son grandes influencias para mí, en cuanto a la utilización de la mano izquierda”. Para él, en todo caso, no hay algo absolutamente definible como “estilo contemporáneo” en el jazz: “Voy asimilando las cosas que me gustan, que oigo día a día. En mi vida me nutro de todo. Si tuviera que imaginarme algo así como un árbol genealógico musical creo que el mío sería un gran desorden”.
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