Venecia, el más viejo pero también el más pobre de los festivales, sufrió este año el coletazo de la huelga de escritores que afectó a Hollywood, que provocó una escasez de películas y estrellas que afectó al brillo del encuentro, y un reparto de premios al menos discutible. Natalia Aspesi, crítica de cine de La Repu-bblica, escribió: “Parece que los Leones y las Copas del festival ya no les interesan a nadie... pero es aún peor: los distribuidores ya han comprendido que una buena campaña publicitaria es mucho más efectiva que cualquier premio. Un buen ejemplo es el precioso film Entre les murs, del francés Laurent Cantet, que ganó la Palma de Oro en Cannes pero aún no se estrenó en Italia, ni de hecho en Estados Unidos. ¿Estamos presenciando el comienzo del fin, no sólo de Venecia sino de todos los festivales?”

De algún modo, en su discurso de cierre, Marco Müller pareció querer rebatir ese interrogante. “Este fue un año especial, y el próximo será diferente”, dijo. “Estoy seguro de que los grandes productores volverán y traerán a sus estrellas. Incluso quizás hasta el dólar se recupere.”