TELEVISION
Las reflexiones del loro calabrés
En sus giras con la obra El loro calabrés (un texto de su autoría que fusiona su pensamiento con anécdotas de su biografía) no elude la cuestión política...
–Antes ser de izquierda era ser probo, amar la música popular, el tango, rescatar lo que la gente de prosapia desechaba. Ellos viajaban a Europa, iban al Colón, se limitaban al consumo de una alta cultura que dejaba afuera a muchísimas expresiones de la cultura. Poco a poco, sobre todo después de la dictadura, los más jóvenes se quedaron sin ideales por los que luchar.
–¿Y hoy qué significa?
–Hoy ser de izquierda es más confuso, no da respuestas exactas, significa apenas ser sensible a que la gente esté un poco mejor de lo que está. Es creer que la educación y la cultura son puntos ineludibles para una sociedad. Como digo en El loro calabrés, reformulando un poema de Ernesto Cardenal: Debemos hacer aquí un país/ estamos a la entrada de una tierra prometida que mana leche y miel como una mujer/ y cuando suena la campana en la Bolsa de Nueva York/ algo que no sabés, hermano, te han quitado....
–¿Qué más dice ese loro...?
–Yo le canto a un país que va a nacer. Adhiero a la lucha por conseguir el Derecho de Intérprete: no nos pagan en el canal Volver, que se llena de oro con dinero que es nuestro. De España me mandan un cheque por mes por todo lo que se repite y es de por vida, pero acá se repite la telenovela y los actores no ven un mango. Pero a mí me cuesta explicárselo a un comerciante, le intento hablar de arte y nos damos de patadas. Uno de los grandes males de la profesión de actor se concentra en la TV. Antes se grababa por día 6.40 horas en novelas. Ahora la jornada es de doce a catorce horas, y me inquieta la salud física de mis compañeros. Facundo Arana me decía: Pepe, cómo hago ahora para rendir en el teatro. Y ahora tiene que reemplazarlo Federico Olivera. Facundo, sin más remedio, tuvo que elegir...
–¿Cómo es su resistencia individual?
–Propongo que empecemos a trabajar más sobre el contenido que sobre la forma. Me interesan todos los contenidos sociales, los sentimientos de la gente, pero no para abordarlos en forma simplificada o maniquea. Los tiempos no alcanzan a elaborar los materiales que los autores quieren retrabajar. No les dan dos semanas; lo hacen día a día. Pero la pelea no me sirve, no puedo darla; estoy en condiciones dispares con los que concentran el poder y la plata. Los otros siempre tienen más fuerza que yo.
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