Mar 28.10.2008
espectaculos

LITERATURA

Textual

“Antes hubo la escuela y los amores; el primer amor fue Nana, ella era mi fantasía, era entonces muy rápido para las fantasías, las veía y las cazaba al vuelo, vivía dentro de las fantasías, como los gnomos vivían en las huertas, yo vivía en las fantasías, en la copa de un pino, dentro de una oruga, en el meollo de un pan, y lo que ocurre con mis fantasías es que se agotan antes de hacerse del todo, no alcanzan nunca su naturaleza, veía a una chica, imaginaba mi vida con ella, mis años próximos, y cuando me acercaba a ella ya se había hecho la vida entera en mi propia imaginación, mi porvenir era mi presente, el pasado no existe en la juventud, todo es presente y futuro, y en esa combinación ya figura el pasado, corría también para eso, para encontrarme con el pasado, el tiempo iba pasando pero tenía que pasar a toda prisa, en las cosas corrientes y en el amor, el conocimiento y la despedida se hacían al mismo tiempo, conocer era a veces olvidar, pero en este caso ella fue quien me olvidó mientras me fue conociendo, ese chico desmañado que la recibe en las escaleras o en los muros de las ventanas, este que la persigue como una sombra y la escucha con la atención de los gatos; ella era la chica más dulce de la clase, la veías peinarse ante el cristal de la ventana, arreglarse la blusa, la falda, era ya, se parecía a ti, tu novia o tu esposa, siempre te hiciste esa fantasía, incluso la veías, en la imaginación, en el futuro, sentada como tu madre ante una máquina de coser...”.

Nota madre

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