Si bien la mayoría de los especialistas afirman que el carnaval rioplatense tiene orígenes en el de Cádiz (España), sería descabellado no valorar el aporte determinante de los afrodescendientes a lo largo de los siglos, que le dio al encuentro anual un carácter único. En los últimos lustros, el esfuerzo de esta minoría silenciada por hacerse visible ha dado frutos y culturas que antes eran denostadas y han empezado a revalorizarse como nunca. Hoy el 9,1 % de los uruguayos reconoce venir de antepasados afro, un 3,2% más que hace diez años. Lamentablemente representan al sector más pobre: en 2006, estudios realizados en Montevideo mostraron que el 73,6% de los negros pertenecía al estrato socioeconómico bajo o medio bajo. Para peor, las cifras oficiales muestran que sólo el 22% de los que tienen entre 18 y 24 años va al colegio, frente al 41% de los blancos que tienen la misma edad. De no mediar un plan sistemático y sostenido para garantizar la igualdad de oportunidades, lo más probable es que la injusticia se mantenga.