Allí donde existe la banda ancha, el intercambio de archivos P2P (sigla que podría traducirse como “entre iguales”) ocupa la mayor parte del tráfico. Se trata de una tecnología que sirve para comunicar computadoras e intercambiar contenidos. Así, una persona que desea obtener un programa, un disco, una película, un libro o un videojuego se conecta con otras que tienen esos datos y desean compartirlos, y se larga la copia. Este mecanismo tiende a reemplazar sistemas anteriores, en los que la información se almacenaba en una sola máquina fácilmente detectable y, por lo tanto, pasible de ser desconectada. Por otro lado, muchas de las comunidades que concretan estas prácticas funcionan con una lógica que recuerda al potlach polinesio: quien más comparte es el que más ventajas obtiene a la hora de bajar información, lo cual estimula a los participantes.

Con más de 22 millones de usuarios y el 50% de las búsquedas, Piratebay puede describirse como “un Google para downloaders”. Se financia gracias a la publicidad, con conexiones que provienen fundamentalmente de China (32,34%), EE.UU. (7,93%) y España (7.72%). En http://geo.keff.org hay un mapa de la actividad P2P de todo el planeta.