Hollywood, asediado por números rojos
Cada vez se invierte más dinero, pero el público no responde: Hollywood termina el 2005 en números rojos, buscando desesperadamente la fórmula para volver a atraer a los espectadores a las salas. Ni los estrenos de las superproducciones King Kong, de Peter Jackson, y Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario, el inicio de una saga por la que Disney apostará fuerte en los próximos años, cambiaron la tendencia. Según las estadísticas, en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) se vendieron en el 2005 unos 1400 millones de entradas, un 6 por ciento menos que el año anterior y la cifra más baja desde 1997. Por primera vez en la historia, la industria cinematográfica estadounidense registró un descenso de espectadores por tres años consecutivos. El total de ingresos en taquilla suma aproximadamente 8700 millones de dólares, mientras que el año pasado fueron 9200 millones. Y ya se habla del mayor déficit de los últimos veinte años.
La diferencia podría haber sido peor de no haber sido por el repunte que supuso el estreno a principios de diciembre de Harry Potter y el cáliz de fuego, la cuarta entrega de la exitosa saga sobre el aprendiz de mago. King Kong costó 206 millones de dólares y era prácticamente la última esperanza de dar vuelta la tortilla. Pero a pesar de las expectativas, que hablaban ya de un nuevo fenómeno Titanic, en su fin de semana de estreno sólo recaudó 66,2 millones, bastante menos de lo esperado. Pero la historia del gorila no es la única que dejará caras largas entre los directivos de los estudios. Entre los grandes fracasos del 2005 está también El reino de los cielos, de Ridley Scott; Cinderella Man, de Ron Howard; y La isla, con Scarlett Johanson, lo que llevó incluso a algunos a pensar que todo el género de acción está en crisis. En el descenso de la cantidad de espectadores, sin embargo, también parece ser determinante el hecho de que el público sabe que a más tardar tres meses después del estreno de las películas las podrá adquirir en DVD y verlas tranquilamente en el sofá de su casa.