TEATRO
Con el padrinazgo del actor Alfredo Alcón y la presentación a cargo del actor Omar Calicchio, quedó inaugurado el pasado 27 de julio el Teatro Apolo (ex teatro-cine Lorange), de Corrientes 1372. En ese predio funcionó el Apolo I, levantado en 1888, en un período de construcción de los grandes teatros de Buenos Aires. Como relata Leandro Hipólito Ragucci, en La arquitectura teatral de Buenos Aires, entonces se producían cambios significativos en los espacios destinados a la escena. Un símbolo fue el Politeama Argentino, que nació sobre la base del viejo circo Arena (en la esquina de Corrientes y Paraná). Con esa edificación quedaba atrás “el circo criollo de legítima raíz popular” y se destruía “un espacio de posible desarrollo y enriquecimiento”. Eran los tiempos en que se imponía el escenario a la italiana, “sobreelevado, separado y distante del público”. En cuanto al primer Apolo de la calle Corrientes, se sabe que fue abandonado en 1892 hasta que en 1901 se lo recuperó como Apolo II, destinándolo a obras de autores nacionales y extranjeros y compañías pioneras, como los Podestá. Demolido en 1960, renació seis años después con otra estructura y denominación. El lugar se convirtió en sede del grupo independiente Nuevo Teatro, fundado por Alejandra Boero y Pedro Asquini, junto a valiosos intérpretes, autores, directores y técnicos. Una etapa que finalizó hacia 1971. Se produjo un receso hasta que en la década del ’80 y con el nombre de Lorange se realizaron funciones de teatro y cine. Adquirido por el empresario teatral Carlos Rottemberg, funcionó hasta 2008, cuando comenzaron los trabajos de remodelación a cargo de los actuales dueños del ahora nuevo teatro Apolo: Isabel Majdalani y sus hijos Florencia, Natalia y Gonzalo Almada.
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