Lágrima Ríos es una militante activa en favor de los derechos de la comunidad negra, como prefiere denominarla, en lugar de raza. Es presidenta honoraria de la ONG Mundo Afro, dedicada a difundir la cultura negra. “Luchamos contra la discriminación, contra el racismo disimulado que todavía hay en el Uruguay”, explica sobre las funciones de la ONG, y advierte: “Yo sufrí la discriminación en carne propia”.

–¿En qué situaciones?

–A los 22, 23 años, por ejemplo, tenía que presentarme a actuar. La pobreza mía era tanta que no tenía para ponerme, mis amigas me prestaron una blusa, una falda... Cuando llegué al lugar, acompañada por dos amigas, el portero me dijo: “Disculpe, las señoritas pueden pasar, usted no”. ¡Pero si soy la cantante! Hablaron con el dueño, y finalmente arreglaron que podía pasar, actuar e irme, si prometía no volver nunca más. ¿Sabe lo que es para una persona sentirse desplazada sólo porque el color de su piel es más oscuro de lo que no sé quién dice que tiene que ser?

–¿Y hoy sigue habiendo discriminación?

–En algunos lugares sí. ¿Por qué recién este año, por primera vez, tenemos un representante negro en diputados? ¿Por qué en nuestros sanatorios no atienden enfermeras negras? El negro es chofer, portero; la negra es servicio doméstico.

–Pero usted ya no la debe sufrir.

–No se crea. ¿Usted ha visto que me llamaran a actuar en los grandes hoteles de Punta del Este, por ejemplo? Nunca. Por suerte, tengo otros reconocimientos: voy a hacer los mandados y me gritan “reina, arriba, te queremos”. Me piden que bese a los niños. Me siento querida. Eso no me lo quita nadie, por más racista que sea.