Animal de la radio (diariamente conduce, de 9 a 13, Lalo por hecho, por la 100), hombre de los medios (es el presentador de La vida es arte, los martes a la 0.30, por Canal 7), Lalo Mir deja sentada su posición frente a la ley de medios audiovisuales que ya obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados y se presta a ser debatida por los senadores esta semana. “No he leído todavía el texto del proyecto”, comienza a esbozar un análisis el locutor y periodista. “Veo los debates y leo las distintas opiniones. Me parecía una locura que pasaran años y años y a nadie le preocupara reemplazar la ley de la dictadura. Evidentemente, el negocio mandaba no preocupase. Ahora de golpe preocupa, eso también es raro. Lo que está claro es que hay que tener una ley de medios audiovisuales de la democracia y que atienda las necesidades actuales. Lo que creo es que no me parece una discusión de un día, hay que debatirla y consensuarla mucho”, señala. “Pero además de discutirla –reflexiona quien actualmente trabaja en medios públicos y privados– hay que estudiar mucho; hay mucho aspecto técnico que se está dejando de lado. Los medios audiovisuales están en un proceso de cambio continuo y legislar sobre un proceso en transición es muy complejo. Desde lo personal, hay cosas que tienen que ver con mi ego y me da cosa que mi programa de radio, que hoy sale para todo el país por aire, tal vez no pueda escucharse en algunas localidades, si la ley sale como está, porque se limita la programación nacional. No sé si debe ser así, si hay que legislarlo a nivel nacional o cada provincia o ciudad debe hacerlo de acuerdo con cómo esa comunidad quiere organizar sus contenidos. Tampoco sé si hay que regular los contenidos o eso atenta contra la libertad de prensa. Me parece tan poco serio querer sacar una ley en dos días como estar legislados por una de los milicos. Es Argentina, y como hemos logrado estar con esta ley emparchada una y mil veces, nos podríamos tomar un poco más de tiempo y no estar condicionados a las necesidades ejecutivas, legislativas o empresariales. Yo quisiera, por ejemplo, que el Sistema Nacional de Medios Públicos tenga independencia absoluta, como sucede con la BBC de Londres o la radio pública española, donde los directores permanecen aunque los partidos que gobiernan cambien. Soy de los que piensan que, si queremos una ley buena, si vamos a discutir con argumentos técnicos, políticos e ideológicos, vayamos a fondo.” En este año de debate, Mir cuenta que ningún legislador le pidió alguna opinión al respecto, en tanto hombre de los medios. “Ningún diputado o senador se acercó a preguntarme qué pienso de la ley y qué aspectos veo que están mal o bien. De la misma manera, yo tampoco me acerqué a los foros abiertos a dar mi opinión. Mi escepticismo es muy alto”, reconoce.