CINE › WONG KAR WAI PRESENTA LA NUEVA VERSIóN DE CENIZAS DEL TIEMPO, SU PRIMERA OBRA MAESTRA
› Por Chris Dickens
Proveniente de la biología, el término redux designa la definitiva curación de un órgano enfermo. Hace unos años, Francis Ford Coppola echó mano de él y lo puso detrás del título, cuando remontó Apocalypse Now! Ahora es Wong Kar Wai el que, al reversionar su film más maldito, recurre al mismo término. Su película maldita, aquella que en pleno derecho podría considerarse su Apocalypse Now!, es Ashes of Time, film “de espadeo existencial” que el realizador de Con ánimo de amar estrenó en 1994. Con un elenco de superestrellas del cine de Hong Kong, Ashes of Time es lo que por aquellos lares se denomina wu xia pian: una épica de artes marciales y gran espectáculo, que le trajo problemas a WKW antes, durante y después del rodaje. Presentada en la edición 2008 del Festival de Cannes, Ashes of Time Redux se estrena hoy en Argentina, con el título Cenizas del tiempo y en el sistema de proyección en DVD.
El primer problema de Cenizas del tiempo fue que se trató de la primera que Wong Kar Wai produjo por su cuenta. Y eso no parece lo más aconsejable cuando se tiene entre manos film de época y de rodaje complicado, en pleno desierto de Mongolia. Tercera película de WKW, y tercera en la que actúa Maggie Cheung, el realizador de Happy Together reunió a la futura estrella de Con ánimo de amar con Tony Leung Chiu Wai y Leslie Cheung, reconfigurando así el triángulo protagónico de la anterior Days of Being Wild (1990). A ellos les sumó otras dos stars, Tony Leung Ka Fai (conocido en Argentina por la película El amante) y Brigitte Lin, estrella del cine de artes marciales. El segundo problema de Cenizas del tiempo fue el rodaje en sí: seis meses en el desierto, a merced de temperaturas extremas y con un realizador capaz de filmar cien veces el mismo plano, en busca del efecto perfecto.
Una vez estrenada, la película no llegó a conectar con el público. Demasiado artística para el espectador de género y demasiado temprana para el de arte, que recién empezaría a reconocer al autor como firma con la película siguiente, Chungking Express, que Wong filmó en las pausas de rodaje de Cenizas del tiempo. Para redondear el aura maldita, cuatro años después del estreno Wong descubrió que el negativo estaba incompleto y arrumbado. En ese momento se le ocurrió rehacerla. Diez años más tarde, el resultado de la ocurrencia se presentaba en Cannes, bajo el título Ashes of Time Redux. De ese operativo de sanación cinematográfica habla el realizador en la entrevista que sigue.
–¿Qué lo llevó a rehacer Cenizas del tiempo?
–Básicamente, el hecho de que, si no la rehacíamos, la película desaparecía. El negativo original estaba depositado en un laboratorio que cerró, como producto de la crisis financiera que en 1998 atravesó toda Asia. El tema es que cerraron de la noche a la mañana, sin previo aviso. Por suerte nos enteramos un día antes, y eso nos dio el tiempo justo para retirar los negativos. Pero éstos estaban en total desorden e incluso faltaban fragmentos. Así que nos vimos obligados a rehacerla, fragmento por fragmento.
–¿Esa pérdida fue producto de un almacenaje descuidado?
–Sin duda. Las latas no estaban en estantes, sino apiladas en el piso de un sótano.
–¿Cómo hicieron para reponer los fragmentos faltantes?
–A partir de otras copias positivadas, que estaban en el exterior. Dedicamos mucho tiempo a un trabajo de rastreo por todo el mundo, hasta que logramos armar una copia nueva, a partir de un montón de copias distintas.
–¿Lograron recuperar todo lo que faltaba?
–No, todo no, y eso nos obligó a hacer un trabajo extensivo de reedición, que no sólo consistió en cortar y remontar, sino también en agregar, en algunos casos, tomas alternativas. Y a reorganizar todo. Porque una película es como un organismo, tiene su propio metabolismo. Si usted le saca un órgano, después es necesario reacondicionar lo que queda, para que el organismo recupere el equilibrio perdido.
–¿Una de esas tomas nuevas es la inicial?
–Así es. Esa es la forma en que yo quería abrir la película, pero en el momento del rodaje original no contaba con los medios para hacerlo. Ahora, la digitalización me permitió lograrlo.
–¿Participó de esas nuevas tomas Chris Doyle, su director de fotografía favorito, que estuvo a cargo de la versión original?
–Chris estaba filmando otra película en ese momento y no pudo ser de la partida. Pero quedó muy conforme cuando vio la copia nueva, en Cannes.
–Usted también hizo cambios en la banda de sonido y en el tratamiento de color.
–Modificamos digitalmente el balance de color y regrabamos la música. Esto último obedeció a que la banda de sonido se encontraba en mal estado. A mí me gustaba mucho la banda de sonido original, compuesta por el músico hongkonés Frankie Chan, así que le pedí a Yo-Yo que hiciera nuevos arreglos, a partir de la composición original de Frankie. La música de esta nueva versión está a cargo de los miembros del grupo El Camino de la Seda, que fundó el propio Yo-Yo Ma.
–¿La nueva versión es más corta?
–Sí, dura 10 minutos menos.
–¿Esa reducción fue voluntaria u obedeció a que nunca pudo terminar de encontrar los fragmentos faltantes de la copia original?
–Completamos la mejor versión posible, con los materiales que logramos reunir.
–Usted suele preferir los dramas íntimos y los espacios cerrados. En ese sentido, Cenizas del tiempo es una película bastante atípica.
–Cenizas del tiempo es mi tercera película. La primera, As Tears Go By, también fue una película de género, una de gangsters. Yo estaba comenzando, y trabajar en relación con las convenciones de género me despertaba curiosidad. “¿Por qué no?”, me dije a mí mismo, cuando surgió la posibilidad de filmar una de artes marciales.
–¿Usted era consumidor del género?
–Siempre me gustaron las novelas de artes marciales, y eso me llevó a considerar la posibilidad de filmar esta novela, El héroe que le disparaba a las águilas. Lo que me más me interesaba eran los personajes protagónicos. Uno de ellos, Dongxie, es cínico y elegante; el otro, Xidu, es un trágico. Hay quienes consideran a Dongxie un tipo cool, pero a mí siempre me pareció un egoísta. En un principio pensé en consultar al autor de la novela, Louis Cha, para que me diera más datos sobre ambos personajes. Pero no logré contactarlo, por lo cual tuve que desarrollar yo mismo a los personajes. Los imaginé en su juventud, y así terminé desarrollando una historia nueva.
–¿En la novela los héroes son ancianos?
–Son todos septuagenarios. Imaginarlos en la juventud fue como filmar la precuela de la novela. Como por otra parte la novela es muy popular en Asia, y todos saben cómo termina, eso tiñó a la película de cierto fatalismo, de un aire trágico. El propio Louis Cha veía a sus personajes como seres trágicos, así que en ese sentido fui fiel a su idea.
–¿Tuvo que comprimir mucho la novela original?
–Es una novela de cuatro tomos, con centenares de personajes. Hubo que someterla a una condensación inevitable.
–En términos estrictamente cinematográficos, ¿cuáles fueron sus referentes de género?
–Por un lado, toda la tradición del cine de artes marciales chino y hongkonés, lo que se conoce como wu xia pian. Pero también tuve en cuenta el cine de samurais y los spaghetti westerns. Hay quienes dicen, medio en broma, que Cenizas del tiempo es “Shakespeare contra Sergio Leone, hablando en chino”.
–¿Cómo encaró las escenas de acción?
–No creo que lo acrobático sea lo más importante de una escena de acción. Para mí, esas escenas deben funcionar como expresión de emociones. Y las emociones suelen expresarse mejor cuando no se ven. Así que más que ponerlos en cámara, yo traté de dejar mucha acción fuera de cuadro. Lo otro que me propuse fue filmar cada escena de acción de modo distinto, con técnicas variables, para que cada una expresara ideas diferentes.
–¿Se las planteó como coreografías?
–Sí, eso sí. En términos de puesta en escena, los combates eran para mí una cuestión de ritmos, velocidades y coreografía. Como el espadachín ciego está viejo y lento, sus escenas están filmadas en ralenti. Contrariamente, las batallas del espadachín más joven están filmadas cuadro a cuadro y montadas velozmente, para exacerbar su velocidad en el uso de la espada. En cuanto a la chica, como se trata de un personaje casi legendario no la filmamos de modo realista, sino fantástico.
–En esas coreografías intervino Sammo Hung, figura legendaria del cine de artes marciales.
–Siempre lo admiré, creo que es uno de los más grandes coreógrafos de acción. El estaba en Canadá en ese momento, trabajando en una serie. Lo llamé y aceptó, dándome la felicidad de trabajar con él.
Traducción, selección e introducción: Horacio Bernades.
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