Teresa Parodi está culminando una gira por Israel, con actuaciones en Beer Sheva, en el sur del país, Kiriat Bialik, en el norte, y Petaj Tikva en el centro. Antes, al llegar a Jerusalén, cumplió con un homenaje especial a Mercedes Sosa, su amiga, su maestra, su guía “ética y estética”. Regresó al bosque en Memoria de los Desaparecidos en la Argentina, donde nueve años atrás estuvieron plantando árboles juntas. “Aquella vez Mercedes me dijo que besara el árbol para llevármelo conmigo. Conmigo lo llevé todos estos años, y por eso beso este árbol plantado en honor a quien tantos quisimos tanto”, dijo Parodi durante el homenaje. La organización forestadora nacional de Israel (KKL) tiene proyectado un bosque entero en honor a Mercedes Sosa. “Ella fue imprescindible en la vida de todos nosotros. Su canto fue una guía estética, ética e ideológica, fue trascendental”, la define Parodi, rechazando con humildad el título de “heredera” con que fue recibida en Israel.

La correntina rindió sus homenajes en vida: su canción “Señora de los cantares”, incluida en el disco Señales de vida; el poema que Mercedes Sosa tomó para el arte de su disco Escondido en mi país. “Se lo escribí después de emocionarme mucho en un concierto suyo en el Luna Park. Era una noche muy mágica, ella estaba espléndida, su voz estaba espléndida, bailó y cantó como los dioses. Cuando llegué a mi casa le escribí eso, y al otro día se lo mandé en un sobre”, cuenta. “Tomé algunas de las imágenes que me despertaba ella, y son todas imágenes tiernas, amorosas, de madre amorosa. El país como un niño que ella acuna cantando, y amamanta cantando, eso es lo que ella despierta para mí, esa figura de madre cantora. Y eso es lo que pienso de ella desde que la escuché por primera vez, desde que vivía en Corrientes y tenía todos sus discos. Después, con el tiempo, fui su amiga y la sentí de esa forma. Pero, primero, la amé como cantora”.