La canción “Chica somnolienta” es una pequeña gema descriptiva de la entrada en los sueños de una dama frente a un televisor, al que ya no mira, y cuando los párpados se cierran el tema se deforma en tumultuosos paisajes oníricos que Melero y Tuñón grabaron con John Cage en mente. “Había dos temas que Diego hizo con el piano en la época que estaban componiendo para Mucho”, recuerda el cantante. “Un día me los mostró y no podía creer que Babasónicos se había privado de ellos, especialmente de esa balada. Entonces le dije: ‘Mirá, hagámosla nosotros’. Después, ante la letra que escribí, vimos la posibilidad de poner onírico al tema. En gran medida, tiene que ver con una etapa en la que Sofía (Castiglione), la mujer de Diego, ya estaba embarazada de Helena, y yo cantaba en el cuarto donde ahora duerme Helenita, de quien soy el padrino. Sofía iba durmiéndose, inclusive soportando la pesadilla de que empezábamos a ensayar cómo íbamos a pegarle al piano, porque el tema está hecho a la John Cage. La canción es una puesta en escena, casi se ve como una peliculita”.

Otro de los temas que llaman la atención por su letra es “Por la ventana”, donde Melero canta “No es que esté de vuelta, es que ya no quiero ir”. ¿Una reflexión del que mira las nuevas olas sabiendo que ya es parte del mar? Nada que ver. “Esa canción la escribí en 1985 y no sé por qué nunca la grabé”, explica. “Diego me propuso que le escribiera un estribillo concreto y le agregué parte de otra canción del ‘88. La letra se me ocurrió en un viaje en micro a Mar del Plata con una novia de juventud; lo del estribillo es una abstracción. Es curioso que haya escrito eso siendo tan joven porque parece hecha con la carga de los años que tengo ahora. Igual, siempre jugué a ser más grande. Durante dos o tres años sostuve que era más viejo, me había agregado un año y medio, hasta que alguien me dijo ‘Pero vos no tenés esa edad, ¿qué estás diciendo?’ Supongo que estaba ansioso por envejecer. Debe ser porque siempre digo que la vida es una experiencia miserable.” La carcajada de Melero todavía debe estar escuchándose dentro de su departamento.