Hace seis años que no publica narrativa, aunque tiene cinco novelas inéditas y está escribiendo la sexta. “No tengo el espíritu del escritor que presiona a las editoriales con sus novelas –dice Juan José Becerra, autor de Santo (1994), Atlántida (2001) y Miles de años (2004)–. Me gusta disfrutar del hecho de escribirlas.” Entre las novelas que piden pista está La interpretación de un libro. “Sería lo que produce la lectura de Miles de años, convertido en una novela del sentido en la que un novelista que podríamos llamar de ‘culto’ sale a la caza de sus lectores y nunca los encuentra. Pero en un momento encuentra a una mujer de perfil bovarista –anticipa Becerra—. Se produce un estado ideal, pero al mismo tiempo muy violento, en la relación con la lectora, donde hay dos fuerzas que chocan: la fuerza de la escritura y la fuerza de la lectura. ¿Qué es más importante? ¿Quién tiene más autoridad sobre un libro: el escritor o el lector?”, se pregunta el autor, nacido en Junín en 1965, que publicó los ensayos Grasa (2207) y La Vaca-Viaje a la pampa carnívora (2007).

Además tiene Una ficción completa, en la que explora la historia de una civilización que se harta de su cultura y de todo lo que ve y decide armar una civilización nueva en el desierto. “Mi horizonte siempre es el realismo, aunque mis novelas deliren un poco”, aclara. Su mayor aliento narrativo está en las quinientas páginas de El espectáculo del tiempo con un narrador en primera persona. “Es un tiempo personal, pero también es la historia del tiempo que va del origen del universo a su precipitación, donde aparecen episodios históricos contados como si fuese un diario”, explica. “Si uno la deja fluir, una novela está obligada a tener sus infracciones, y hay que hacer una reivindicación de las infracciones desde el punto de vista formal. Los errores que pueden cometerse en la escritura de un libro, si el libro se sale de la vaina administrativa, es lo mejor que puede pasar. El fracaso formal de un libro puede ser su especificidad”, reflexiona Becerra. “No tengo ningún apuro en publicar; a mí me interesa escribir.”