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Viernes, 3 de febrero de 2006

A escala mundial

El movimiento Slow no tiene un dirigente único ni un partido político que haga bandera de su mensaje. Aunque, se sabe, basta con que se consolide para que varios le echen el ojo y traten de capitalizarlo. Por todas partes surgen grupos favorables a la lentitud. Slow Food, fundado por Carlo Petrini en Bra (Italia), se centra en un aspecto de la vida: la comida. Otros, en cambio, abarcan en su conjunto la filosofía de la lentitud, como el Sloth (pereza o indolencia) Club japonés, La Long Now Foundation (fundación por un largo ahora), radicada en Estados Unidos, y la Sociedad por la desaceleración del tiempo, con sede en Austria. Bajo el estandarte de Slow Cities, más de sesenta poblaciones de Italia y de otros países, Noruega (Sokndal y Levanger) e Inglaterra (Ludlow), están disfrutando de la conciencia de ir más despacio. En Bra se encuentra también la sede de Slow Sex, y en Estados Unidos, la doctrina de Petrini ha inspirado el movimiento Slow Schooling (escolarización lenta), que fomenta la lentitud en la actividad docente.

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