Manuel Iedvabni se define marxista, pero con una salvedad: “Nadie sintetizó (las teorías) como para que se pueda decir ‘yo soy tal cosa’. Lo soy, pero no exclusivamente. No tomo la subjetividad desde el punto de vista marxista”.

–Según Marx, el cambio revolucionario estaría en manos del proletariado.

–Bien, yo diferencio absolutamente en Marx su estudio sobre el desarrollo, la historia de la lucha de las clases sociales y su pronóstico sobre el triunfo del proletariado, que ha quedado absolutamente en duda, en terapia intensiva. Pero eso no invalida su análisis de cómo se desarrolla la sociedad humana desde el punto de vista económico.

–¿Y qué cree que le espera a la humanidad?

–La catástrofe, de no surgir una forma firme, fuerte y coordinada para detener esta depredación.

–¿Será el fin?

–Cuando estudiaba el marxismo, me quedó pegada una frase de La dialéctica de la naturaleza: “El hombre también es una forma de la materia que nace y muere en algún momento para dar nacimiento a otras formas de vida imprevisibles”. El deseo de que se produzcan nuevas e infinitas formas de vida me va a acompañar hasta el final.

–¿Se puede hacer más?

–Luchar contra eso, en la medida de lo posible, con otros que tengan las mismas ganas. Me gusta cómo Eduardo Galeano pone que “abracadabra” en el antiguo hebreo significa “lanza tu fuego hasta el final”. Uno no puede sino mandar sus fuegos hasta el final. Por eso no pienso retirarme.