CINE
A partir de la temática de Rompecabezas, Página/12 les planteó el siguiente debate a Smirnoff y Onetto: ¿El juego es capaz de modificar conductas o saca a la luz aspectos desconocidos de la personalidad? La directora considera que ambas cosas: “A veces, uno es más libre en el juego para sacar los peores costados. Por ejemplo, soy competitiva en el Pictionary: me peleo con mi prima y trato de hacer trampa para ganar. Pero si no estoy jugando, no me animo a tanto”. Smirnoff realizó una investigación sobre el juego antes de dirigir la película. Y el resultado indicó que “los juegos calman las angustias existenciales”. “El juego tiene esas reglas claras y funda un mundo: uno debe comportarse según las reglas de ese juego. Entonces, durante ese rato, uno puede estar atado en esas reglas y calmar los miedos más profundos al estar contenido en ese mundo”. Onetto, en tanto, cree que “lo que tiene como valioso el juego es, precisamente, la creación de una realidad paralela, donde uno pone sus reglas o su cabeza colabora con las reglas que tiene ese juego”. “Pero son reglas totalmente singulares, inventadas, que no corresponden a ninguna necesidad productiva ni de dinero, ni de demanda social, ni de necesidad humana, sino que ‘esto es así’, esta ficha tiene que encajar acá.”
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