¿Por dónde pasa la independencia del cine independiente? Este es el disparador que propuso Página/12 a los directores de las tres películas argentinas en Competencia Internacional, para abrir el debate. ¿Desde dónde la concibe cada uno? Eduardo de la Serna considera que “la independencia está en cada uno. Por ahí, hay un tipo que hace películas de la industria, con mucho dinero, y aun así, es independiente porque hace la película que quiere hacer y no le imponen hacer determinada película. Pasa por cada uno, es decir que cada uno pueda hacer el film que quiere hacer y que ningún factor ajeno le pueda imponer otro”. Sebastián Martínez, en tanto, no duda de la independencia autoral. “Después, está la parte económica, pero hablamos de cine independiente y no de cine clandestino. Ser independiente no quiere decir que uno no pague las rendiciones, o que no pueda obtener un subsidio. Nunca tuve un problema en ese sentido: no me corrieron con una fecha, pude trabajar cómodo. Lo que me interesa es poder llegar a producirme yo mismo en lo próximo que venga para no depender de cuestiones externas, pero siempre dentro de un contexto que es un subsidio de acá o un fondo de afuera que, a su vez, me va a generar ciertas obligaciones.” Martínez también acota que no hay que confundir lo que es independencia “con no cumplir absolutamente ningún parámetro”. Delfina Castagnino relaciona el término “independencia” con “la independencia de ideas, que no haya una figura de productor que se anteponga a las ideas del realizador. Pero tal vez, alguien hace películas por encargo y, sin embargo, después ese director hace una película con mayor libertad de ideas. Está bueno que existan las dos cosas”.