MUSICA › OPINION
El retorno del Dúo Salteño a los escenarios del país significa, para la tradición poético-musical de la provincia de Salta, el acontecimiento más importante de los últimos tiempos. Luego de largos años de ausencia, el canto contrapuntístico y vanguardista de Néstor “Chacho”Echenique y Patricio Jiménez vuelve a contar las historias de, por mencionar algunos, Eulogia Tapia, Santa Leoncia de Farfán o Juan Riera, esos maravillosos personajes retratados por la precisa poesía de Manuel J. Castilla en la música sincrética del genial Gustavo “Cuchi” Leguizamón. O del propio Echenique, si recordamos el conocidísimo kaluyo Doña Ubenza. Pero es, además, una renovación del compromiso estético y político expresado por Armando Tejada Gómez, el otro poeta más cantado en la discografía del Dúo, en aquel histórico manifiesto fechado en 1962 en la ciudad de Mendoza: el manifiesto del Nuevo Cancionero, al que nunca suscribieron Echenique y Jiménez explícitamente, aunque sí con la militancia de su canto. Basta mencionar, como documento sonoro de esa cercanía con Tejada, el Canto Popular de las Comidas, grabado fragmentariamente en distintos y memorables momentos de la obra discográfica (recuerde el lector, por ejemplo, la impresionista Zamba del laurel). Este retorno del Dúo, luego de tanto folklore salteño edulcorado, se hacía imprescindible. Y es una buenísima noticia para las nuevas generaciones de músicos y poetas, en una provincia a la que tanto mercantilismo parecía haberle robado lo mejor de su tradición.
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