“El desierto es mi Paraíso y mi Purgatorio. ¿Por qué tengo que irme de Antofagasta? Me han invitado a vivir en Santiago o en Madrid, pero no. Déjenme en mi hábitat. Ahí estoy bien y vivo bien”, dice Hernán Rivera Letelier, que nació en Talca el 11 de julio de 1950. “El clima de Antofagasta es maravilloso: en invierno no baja nunca de 11 grados y en verano no sube nunca de 28”, cuenta ponderando el lugar en el mundo donde vive desde 1995. “Necesito dos cosas para escribir: una historia que contar y no tener frío. Si tengo frío, me pasmo completamente y no puedo hacer nada”, confiesa el autor de La reina Isabel cantaba rancheras, su primera novela premiada por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1994. “En mi país hay un par de críticos que me tiran mierda para ese lado: ‘Oh, no, otra vez el desierto, otra vez lo mismo’. Es lo mío, ¿qué voy a hacer?, ¿mudarme? Lo mío es el desierto. Ese es el lugar de mi ficción”, subraya el autor de Himno del ángel parado en una pata, Fatamorgana de amor con banda de música, Los trenes se van al Purgatorio, Santa María de las flores negras y El fantasista, entre otras novelas.