Al no ser un intelectual de la clase media chilena, ¿cómo se lleva con los escritores de su país?

–Me llevo muy bien con la mayoría de los escritores, excepto con un grupúsculo de alta alcurnia que no me quiere y me menosprecia porque les estorbo. Son clasistas y les molesta que un tipo sin título, sin estudios, haya llegado adonde llegó. En general soy muy amigo de los escritores, aunque no los veo nunca porque vivo 1200 kilómetros al norte de Santiago, en Antofagasta. Todo el mundo quiere irse a la capital a triunfar, pero yo estoy reivindicando al escritor de provincia. No es necesario irse a la capital; si se hace una obra bien trabajada, desde cualquier parte, esa obra puede llegar a los lectores.