Después de los incidentes producidos durante los shows de los Rolling Stones, para la primera presentación de U2 se redoblaron las medidas de seguridad. Pero más allá de la presencia policial, el clima que se vivió afuera de la cancha fue muy distinto, tal como se preveía. Desde temprano el público –la mayoría, entre 20 y 40 años, con predominio de clase media y media alta– manifestó con tranquilidad su admiración por la banda irlandesa. En algún momento hubo, sí, un gran congestionamiento de tránsito, en especial sobre la avenida Libertador, debido al esquema de cortes de calles, con demoras de hasta media hora y autos que circulaban a contramano y sobre las veredas. Alrededor del estadio se ofrecían a la venta productos de U2 (remeras con la cara de Bono a 15 pesos, por ejemplo). Los que esperaron a entrar a la cancha para comprar debieron pagar mucho más: las remeras del Vértigo Tour costaban 50 pesos; el programa de la gira, 30; un llavero con la V de Vértigo, 15; un simple pin, 5 pesos. Un grupo de promotoras con casacas naranja entusiasmaban a los jóvenes con la promoción de tarjetas telefónicas en la entrada al estadio, donde profesionales de la salud repartían información sobre prevención sexual. Aunque el recital en la cancha de River fue multitudinario, no se vivió esta vez un clima “futbolero”. La policía y los controles, entonces, tuvieron menos trabajo que la semana pasada.