Teniendo en cuenta que Estela de Carlotto es docente de profesión, este cronista le propuso que se imagine por un instante que viene un joven a la Argentina o uno que vive en el país pero que está totalmente desinformado. ¿Cómo le explicaría el valor del derecho a la identidad? “Tiene un concepto muy grande: todos nacemos únicos. Y nacemos no por ósmosis ni por generación espontánea sino porque papá y mamá se amaron y nos trajeron al mundo en un proyecto. Eso no se puede romper con la mentira, con la apropiación, la compra o la venta de niños que existe. Y hay algo adentro que traemos desde antes de nacer que nos une a esa historia. Cuando estamos viviendo otra, hay algo que se mueve, que no va, no va y no va. Y es una duda permanente que se destapa cuando saben quiénes son y asumen. ¿Por qué? Porque eso es lo de uno, lo único, lo personalísimo. Y eso es lo que hay que recuperar. Y nadie puede ni tiene derecho a robarnos esa identidad, por ser únicos, intransferibles. Entonces, yo le diría eso, porque aquel nieto que porque está mal dice: ‘No quiero saber, no quiero saber, yo estoy bien donde estoy, no me cuenten’, está con miedo, porque lo que no sabe ni conoce lo atemoriza. Entonces, lo tenés que animar a que resuelva esa duda y después el camino se hace. Nosotras, las Abuelas, les damos contención. Ellos saben que tienen un montón de abuelas para cuidarlos, para protegerlos y verlos crecer. La libertad de ser uno y de recuperar la identidad te hace crecer libre”, señala Carlotto.