“Siempre me interesó mucho la política”, dice Carlos Díaz. El debut y despedida de la militancia fue en el MAS (Movimiento al Socialismo). “Empecé a militar en el colegio secundario cuando armamos el centro de estudiantes. Fue una buena experiencia”, recuerda, aunque aclara que se fue “espantado” del MAS. “Me sentí muy identificado con el Frepaso, pero fue una gran desilusión, un fiasco espantoso –plantea–. Nunca me sentí un antiperonista militante, pero creía que me iba a morir tranquilo sin votar al peronismo. Y me encontré en el 2003 votándolo a (Néstor) Kirchner y simpatizando muchísimo con todo el proceso que inició. Y que sigue hasta hoy. El kirchnerismo me resulta muy estimulante. No quiero sentir que pasa el tren y yo me quedo en el escritorio viendo cómo pasan las cosas.”

–Hay dos ideas que se las robo a Mario Wainfeld porque él las ha contado. Cuando el Frepaso llegó al poder con la Alianza, dijeron: “Llegamos de casualidad, estamos en una situación de debilidad absoluta, tenemos que movernos con pie de plomo para que no nos pasen por arriba”. Fueron concesivos en todo y se los llevaron puestos. Cuando asumió Kirchner dijo: “Yo llegué segundo, con el 20 por ciento de los votos, tenemos una situación de debilitad absoluta, el país está en llamas. Yo llegué acá y no voy a tener en mi vida política una oportunidad como ésta. Voy a hacer todo para sacar adelante mi proyecto”. No soy un analista político, pero mi sensación es que el pragmatismo de Kirchner, en el buen sentido de la palabra, le permitió realizar una gestión que nadie esperaba, con una cantidad de cambios importantes, que tampoco nadie esperaba en el corto plazo, y esto generó mucho entusiasmo en los que somos más jóvenes. Para alguien como yo, que creció rodeado de desilusión, sin esperanza en lograr grandes cambios en la sociedad, ahora que veo que fue posible me es muy difícil mantenerme distante del kirchnerismo. A pesar de que hay cosas del Gobierno que pueden no enloquecerme, cuando hago un balance general no puedo mantenerme frío, distante o tener sólo una actitud crítica.