¿Con qué textos de la literatura argentina más reciente podría dialogar Soy un bravo piloto de la nueva China?

–Me sale una respuesta fácil: el libro de Sylvia Molloy, Desarticulaciones, un texto hermoso que lo puedo sentir en diálogo; pero es una lectura posterior a la escritura de mi novela. Yo no tengo, a decir verdad, una preocupación sobre los ’70. Nada de lo que hago en otras áreas de mi vida tiene que ver con esos años. Mis tres novelas transcurren en tiempos y espacios muy distintos; los personajes sí tienen un punto de anclaje, es la Buenos Aires del 2000. En mi cabeza sí la veo dialogando con Respiración artificial, de Ricardo Piglia, en donde hay cierto tipo de personajes como el represor o la mujer que escribe las cartas, que podrían ser, 30 años después, la mirada que tendría Rubén sobre esos personajes. Por eso le pedí a Piglia que presentara mi novela, porque hay un diálogo que puedo imaginar respecto del proceso de escritura. No al resultado, obvio, porque no voy a ser tan estúpido de ponerme al nivel de Piglia (risas).