MUSICA
Martirio inició su carrera solista en 1986 y desde entonces ha tendido puentes musicales que recorren la copla andaluza, el flamenco, el bolero, el jazz, el pop y el rock, y también el tango y la guaracha. Sus laderos de proyectos han sido también tan disímiles como Kiko Veneno, el pianista Chano Domínguez y Pedro Almodóvar, una orquesta sinfónica o una big band, Paquito D’Rivera, Omara Portuondo o Lila Downs. Su último trabajo de estudio editado en la Argentina es Primavera en Nueva York, donde aborda el llamado “bolero feeling” de Cuba, adoptando boleros añosos y desconocidos para reactualizar la densidad dramática del género. En España acaba de editar El aire que te rodea, un disco con poesía iberoamericana musicalizada por el compositor y pianista cubano José María Vitier, donde selecciona a autores como Federico García Lorca, Gabriela Mistral, Rubén Darío, Ernesto Cardenal, Calderón de la Barca y San Juan de la Cruz. “Quiero hacer cosas para que perduren, que queden ahí y le sirvan a la gente. No me interesa la canción kleenex”, define Martirio su recorrido.
En el repaso de la actualidad, Martirio elige destacar a Raúl Rodríguez, quien hoy forma parte de su grupo como guitarrista, y que junto a Kiko Veneno toca también percusión y tres cubano. Y quien es además hijo de Martirio. “Ha ido a Cuba a dar conferencias sobre el tres. Es una persona muy especial porque es muy generoso y sabio. Y además es antropólogo”, enumera virtudes en diálogo con Página/12.
–Se le nota el orgullo de madre.
–De madre y de compañera. Para mí es un auténtico placer ver a una persona tan enamorada de la música y de la verdad de la música, sin ningún afán de destacarse, sino de hacer las cosas bien y de entregar belleza. Eso es lo que me da un orgullo enorme.
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